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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos El hombre alzó un poquito el sombrero para ver el pája– ro; pero lo que allí había dejado el "Conejo" era la evacuación de su vientre ... -j Conejo infame! ¡ Te mataré sin remedio! Este hombre tenía un perro cazador y lo echó al rastro de "Conejo". -¡ Uau, uau ! -ladró el perro al poco tiempo-. ¡Uau ! ¡Uau ! (Como quien dice: "¡Mi amo: aquí está "Conejo" l. Pero "Conejo" llamó al perro: -Abre la boca y te echaré dentro algo sabroso ... Abrió el perro la boca y "Conejo" le escupió dentro, de suerte que el perro no podía ladrar; y aprovechándose de la sor– presa del perro "Conejo" logró escaparse. Pero había allí un pozo y el hombre, armado con su es– copeta, se escondió diciendo: Aquí vendrá "Cn 1 nejo" a beber; le cHsparo ¡cataplún! Pero "Conejo" comprendió las intenciones del hombre; por lo que. habiendo tumbado una colmena, se embadurnó todo el cuerpo con miel y después se revolcó entre las hojas secas; de tal suerte y manera, que ya no parecía "Conejo". sino un dnen– de. Se fué acercando poquito a poco, hasta llegar al pozo :v se puso a beber tranquilamente, El cazador que lo asechaba, al verla en aquella forma, se dijo: --Este no es "Conejo". Y no disparó. Y "Conejo" se marchó a la montaña, bur– lándose del cazador. Pero "Conejo" seguía siendo muy Jadrón y muy em– bustero. Se metía en los platanales de los indios y se llevaba todos los racimos maduros. El amo de un platanal puso a karikari de guardia, ar– mado con una escopeta, para que le cuidase el platanal. Una tarde se le acercó "Conejo": 286

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