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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Conejo, vestido como un criollo, se lanzó al galope. mien- 1•ras el hombre se quedaba sosteniendo la piedra. De pronto, comenzó a sospechar: -Pero i.Será verdad que se cae si la dejo'? Vamos a ver. Aflojó un poquito el hombro; y pareciéndole que la pie- dra se movía de verdad, volvió a arrimárselo con toda su fuer– za ... Pero, al fin. cansado, dijo: -Pero ;.qué"! ¿Voy a seguir aquí como un mantecato. ¡Anda, que se acabe el mundo .. ! ;,A mí rne importa'? Y soltó la piedra, retirándose rápidamente para un lado. La piedra siguió en su sitio. El hombre comprendió la burla y dijo: --¡Maldito, ·'Conejo"! ¡Me las pagarás .. ! Fue siguiendo las huellas del caballo y lo avistó en una loma. Se veía el caballo atado a un árbol y "Conejo" aparecía agachado, apretando el sombrero contra el corno si deba– jo del sombrero hubiera alguna cosa que se le quería esC3!Jar. -¡Te mato, "Conejo! -le dijo el hombre-. ;Te matn por sinvengüenza... ! --¡ Ay, señor! No me mates por esta vez. Te regalaré un pájaro muy lindo, cual no has visto otro. Ven y ayúdame a sos– tener este sombrero, mientras voy a buscar tirite para hacerie un mapir y enjaularlo. El hombre quedó sosteniendo el sombrero. -No aflojes el sombrero, porque se te huirá el pájaro -le dij o al marchar. Se metió monte adentro. Y al encontrarse ya bastante le– jos, le volvió a dar voces: --; Eh! Si quieres ver el pájaro, puedes levantar un po– quito el sombrero, pero con cuidado, y vuelves a apretarlo.

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