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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos El indjo le dij o: -Bien está. Pero déjame primero volver a mi ranche– ría a comunjcárselo a mi jefe; y si él me lo permite, vendr<'."~ ser tu compañero; si no, no. -Pues si ese es tu gusto, vete -le dijo Oso-. Pero ¿por– qué no te 2cercas a conocer mi casa antes de marchar'? De se– guro que t~ gustará. Furron a ver la casa y quedó encantado; porque era muy bonita y EStaba muy bien construída. Por eso dijo al descono– cido: -'.:'u casa es linda. La mía no vale, porque está destarta– lada y mtl hecha. Voy a la ranchería a buscar mi chinchorro y mis cosa;, y te aseguro que aunque mi jefe no consienta, yo me e~c8:)aré y vendré a vivir aquí. llegado a la ranchería, dijo al jefe: -En el morichal me encontré con un hombre que tiene una ca,a muy buena; yo me quiero ir a vivir con él. -Si es tu gusto, vete -le dijo el jefe-. Dentro de algu– nos d:as iré yo con mi gente para ver aquello. Regresó el indio al morichal y dijo al Oso: ---Mi jefe no ha puesto difilcultad; pero me dijo que ven– dn por aquí dentro de un mes, y que si no nos encuentra más feices que ellos, nos mandará matar. Transcurrió el me~ y llegó el jefo con su gente; y al ver ]: casa, preguntó: -¡, Quién hizo esto? -Yo lo hice -dijo Oso Palmero. Después le dijo: --Bueno, jefe. Ya que tú has venido a ver mi casa, tam– bién yo quiero ir a ver la tuya. Se fue con ellos. -Seguramente, jefe -le dijo en el camino-, que tu casa será espléndida, como debe serlo la casa de un jefe ... 279

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