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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Fueron. Y cuando se acercaban, iban repiLendo el can– to de Bokohoko, el "chauro" o lechuza: -/ Bokobokóoo! ¡Bokobokobóooo ! ¡ Viene el "chauro" ! ¡ Viene el "chauro"l Al oirlos, la gente pensó que era Bokoboko y se huyeron dejando un poquito de comida, que se apresuraron a comer los "Periquitos", quedándose con hambre. -No teng~s cuidado, hermano -dijo al otro el mayor-. Ya nos hartaremos. Y de allí se fueron a otra ranchería. remedando el canto del "CHAURO": -¡ Bokobokóoo! ¡ Bokobokobóooo .. ! Pero la gente se dió cuenta del engaño y uno de los in– dios le disparó una flecha. El pequeño pudo huir; pero el mayor quedó allí muerto, y los indios lo desplumaron y pusieron sobl'e el asador. El "Periquito" dijo a su cuñado: -Cuñado, los indios han matado a mi hermanito y s~ lo van a comer. Sin pérdida de tiempo volvieron a la ranchería y Boko- boko iba gritando: --¡ Bokobokó ! ¡ Bokobokóooooooo .. ! Y la gente se huyó al monte, dejándolo todo. Al entrar en el rancho. encontraron al "Periquito" asado sobre las parrillas. El otro "Periquito" se puso delante de él y comenzó a amnrgamen.'·e, para ver si podría revivirlo con sus lá– grimas, como las otras veces. Más esta vez el "Periquito'' no revivió. Le dió unos golpecitos en el muslo; pero la manecita se le hundía en la carne, porque ya estaba completamente asado. Desde esta fecha tan triste ya la mujer no anduvo a ca– za de nuevo marido, permaneciendo tranquila con el hermanito único en casa de Bokoboko, "el chauro".

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