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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Luego miró para arriba; y viendo el árbol cargado de fru– tas, que "goteaban" (*), supuso que aquellas frutas, al caer, e– ran las que le daban los golpes. El indio, cansado de disparar flechas, siguió monte ade– lante, confiado en que J otomo Kurakura no lo había visto; pero desorientado conw andaba, volYió a salir éÜ rnismo sitio. J otorno lo vió y sospechó entonces que aquellos pincha– zos de antes habían sido flechazos disparados por aquel indio travieso. Por eso le dijo a boca de jarro: --¡ Nieto, tú me flechaste! ¡Apuesto! ---No, abuelo; yo no te fleché. ¡Lo juro! -;,Tú no me viste antes, n~eto? -No, abuelito. Así se llamaron desde entonces'. ''abuelo') y "nieto~' res– pccti vamentc. El "nieto" le ayudaba a sacar agua del pozo. Una vez que el pozo quedó del todo seco, comenzaron a recoger los pescados. J otomo recogía los ipescados grandes, como los laulaos de varios quintales, etc., y el indio recogía los mo– rocotos y demás pescados así. -No cojas "jitas" le dijo Kuraknra-, que se te van a lle– nar las manos de clavos. Después prepararon las parrillas para asar el pescado y Kurakura mandó al indio a buscar su chinchorro. po:rque ya estaba siendo noche. Pero el indio se encontró con una desco– munal culebra de agua y se devolvió ~in e1 chinchorro. -Iré yo a ver ese "gusanito'' -dijo Kurakura. Fue, mató la culebra y trajo el chinchorro del indio. -Te advierto, mi "nieto", que por aquí merodean unos ';ratoncitos" que gustan mucho del pescado, y mi sueño es muy 266 ''Gotear la fruta", venezolanismo que significa ''desprenderse por su cuenta la fruta m:idura".

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