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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Apenas amanecido, el guarao salió de su escondite y se fue monte adentro, encontrándose con una calavera humana, a la que metió la flecha por la cuenca de los ojos y prosiguió su canüno. M~ls desde ese mon1.ento, la calavera lo fue siguiendo; y cuando lo alcanzó, dió un salto y lo asió del cuello. -¡ Suéltame l -decía el indio, esforzándose por despren– dt0r:::e de ella. Pero la calavera contestaba: -;.Yo soltarte? jTe comeré .. ! ---Suéltame. No m.e comas, que yo cazaré para tí -supli- caba el guarao. De pronto vió una pava, 1a flechó y la mato. La calavera se comió la pava; pero no soltó al indio. -Suéltame, que tengo que evacuar -volvió a suplicar el indlio-. Si tú hueles mis heces. te vas a marear de náuseas por que: son de lo más fétido. AJ fin Ja calavera lo soltó. El indio flechó otra pava; 1nas la flecha se quedó en h ramazón del árbol SulJió al árbol, mientras la calavera lo quedaba esperan– do .. El árbol era enormemente ancho y estaba cargado de lianas; por lo que el indio, después de recoger su flecha, se dscolgó por el lado contrario de la calavera, y se huyó sin que ésta 1o pu– djer-a advertir. Mas al darse cuenta la calavera de la fuga del guarao, e– chó a correr en su persecución. El indio se tiró a un riachuelo o eafw que allí había y lo atravesó nadando. Desde la orilla opuesta preguntóle la calavera: -i. Por dónde has pasado? -Por ese bejuco -respondió el indio señalándole una lia- gue :1travesaba el río de un lado a otro. La calavera se dispuso a pasar también; pero antes dijo indio: 26-±

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