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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos -Todavía estoy lamiendo la sangreeee ... Los Musimos comenzaron a sospechar, y se decían: -¡ Primos ! ¡ A ver si hemos comido al propio J otomo .. 1 Prendieron un mechuzo, examinaron la cabeza y ¡ era la cabeza de Jotomo! -¡ Comimos a Cuñado ! ¡ Comimos a Cuñado! -gritaban todos-. Y comenzaron a vomitar. Después armaron un lazo al pie del árbol y se marcha– ron. .El guarao quedó arriba durmiendo en la copa del árbol; y al despertar por la mañanita bajó de la manaca. quedando preso en el lazo. Viendo (!lle no podía romperlo, se le ocurrió evacuar el vientre y embadurnarse todo el cuerpo con }os excrementos. Dijo uno de los MUSIMOS: -Voy a yer el lazo; puede que el pájaro haya caído. Fue, y al ver al indio enlazado, comenzó a dar saltos de alegría, llamando a grandes voces a los IvIUSIIVIOS· --¡ Eh, primos ... , primos ... ! ¡ Hemos cazado al hombre, hemos cazado al hombreeeeee! Y se revolcaba en el suelo de tánta alegría. Vineron al instante los MUSIMOS. Más al percibir el fé– tido hedor que despedía, se decían: -¡Este hombre está podrjdo .. ' Hicieron una especie de parigüelas o angarillas con pen– cas de temiche lo llevaron al río para lavarlo. Ya en la orilla del río, lo dejaron solo para que él mismo se lavase; y ellos se retiraron lejos donde no lJegaba la f:::tidez. lVIas al verse solo, el indio se levantó de las parigüelas, se "zumbó" al agua y atravesando al otro lado del río, se fue a es– conder en el hueco de un tronco. Al día siguiente prosiguió su camino.

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