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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Después le dij o: -Primo, conviértete en tigre. -Y ¿cómo se hace eso, cuñado? -preguntó el muchacho. El caribe se puso a sus espaldas, lo cogió por las manos y lo tiró hacia atrás. Al caer de espaldas, el vientre que naturalmente debería quedar de la parte de arr¡ba, se volvió para ubajo; y las espal– das, que deberían quedar por debajo, se volyieron para arriba. Así tomó ya la forma de tigre. Faltaba el cambio de piel; pues aunque era ya tigre, su piel seguía siendo de guarao. El caribe le dió de fumar más tabaco y continuaren su cam.ino. Después, habiendo caminudo un 'buen trecho, le dijeron los caribes al muchacho: --Hazte ahora Lgre tú solo. El muchacho se transformó en tigre él solo sin de nadie. -Ahora ya sabes cómo se convierte en tigre un honibrc. No te olvides de esto -le dijo el c:arib<..::. Continuaron camimmdo, y uno rle los caribPs, el que iba delante, iba dando grandes rugidos. -Aquí es donde te encontré jugando -le dijo el car~be-. Ahora toma eso y vete a la casa de tu madre: que te está llo– rando. Le entregó su cuchillo, un vestido para éL otro para ;,;u rna<lre y los cangrejos que había recogido en la bar:ca. La madre del muchacho lloraba de alegría a 1 verlo, por– que pensaba que ya estaba muerto. - -¿,Dónde has estado, hijo? -le preguntó. Vcngo de las barras a donde me llevaron unos caribes que acaban de pasar por ahí convertidos en tigres. ~¡, Y no te dieron nada los caribes'! -Sí; pero lo he dejado en el lugar donde yo jugaba. 256

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