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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Después de un rato dijo una de ellas al ch:.qnillo: -Anda. hermano; asómate ai río para yer si viene tu tío. Fue el muchacho, pero no vió a nadie. Volvieron a mandarlo un rato después y no vió más que un ave que venía volando en dirección a ellos. -Por el río no viene nadie -les dijo a sus hermanas-; pe– ro ví un pájaro que venía volando en dirección a nosotros. -Será eso una señal de que nuestros maridos están pa– ra llegar -se dijeron-. Vamos a preparar dos mapires de frutas escogidas para presentárselas cuando lleguen. -Asómate otra vez a ver si por fin vienen. Fue al río ei muchacho y oyó rumor de boga. Al poco rato divisó varias curiaras que venían remontando. El chico, todo azarado, fue a dar aviso a sus hermanas. -Serán ellos que vienen remontando -dijeron ellas. -No, hermanas. Esos que vienen remontando son gente como fieras. Serán los DARIAS seguramente, pues traen mazas de madera y cabezas de indios colgados de las bordas de las cu– r}aras. Y los brazos y piernas los traen pintados, y las caras ro– jas de achiote ( 1). Y traen sus guayucOis hechos de corteza de árbol (2). Otra vez fue a ver el chico. Mas ya los DARIAS estaban recalando al puerto. El muchacho se subió a un árbol y por un clarito de las ramas los estuvo observando. Los caribes o DARIAS llegaron al puerto; y al ver allí la curiara y no encontrar gente, se decían unos a otros: -La gente no aparece; pero gente debe haber, pués hay curiara. (1 l Achiote u onoto, especie de bija. (2) El árbol del que hacían los guaraos sus guayucos, llarnados "dayas" era el matapalo. 252

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