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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Miró entonces el indio y vió que un enorme tigre le ha– bía cogido a su mujer. El tigre estaba sobre el árbol caído y te– nía a la mujer cogida con ]os dientes por la garganta; de suer– te que la india estaba colgada y no podía gritar. Al ver a su mujer en la boca del tigre, el indio achicó la enriara a toda prisa y se fue a la ranchería. --¿. Cón.1.0 has regresado tan pronto, hermano'? -le pregun– taban los otros indios-. Algo grave te ha sucedido. -Yo vengo muerto de pena, porque un tigre ha devo– rado a mi mujer. -¿_Nó será que tú mismo la mataste y ahora vienes di– ciendo eso? -¡Bien! -terció el padre de la muerta-. Si es verdad que fne el tigre, nada tengo que reprocharte. Pero si fuiste tú, pue– des prepararte, pues te cobraré su vida, y el pJgo será la tuya. Los indios cogieron sus armas y se embarcaron en tres curiaras, acompañadas por el padre y el Yinclo d2 Ja difunta. Se metieron por el cañito, y al llegar al árbol caído, les dijo el in– dio: -¡Aquí fue! --Ahora estoy convencido -le dijo el padre de la muerta- que fue el tigre y no tú el que mató a mi hija y es preciso que ese tigre muera también. Cogieron las huellas del tigre y las fueron siguiendo mon– te adentro, caminando durante varias horas sin poder dar con él. Entonces el padre de la muerta -que era güisiratll- pre– guntó al JEBU 1 contestándole el JEBU que el tigre todavía es– taha muy lejos. Después volvió a hablarle: -Escúchame: Por más que corrais y lo busqueis, no po– dréis jamás darle alcance; porque el tigre que m:üó a tu hija, no es un tigre como los demás, sino un duende. Ese tigre es un "BAISANO". Entonces los indios regresaron a sus ranchos. (,:,l. ('' 1 Fué dictado por el joven indio Secundino de Araguabisi. También entre los criollos cnmpeslnos se habla de este tipo de tigres a lo:i que denominan "tigres palenques'·.

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