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Lo qve Cuentnn Los Inc1io;, Al oti"o día fueron a la montaña para ver a los indios converL.i.dos en váquiros; pero al regresar se les trabucó ~a enriara en medio del río, y al naufragar, uno se convirtió en caimán, otro en tonina y el resto en diferentes pescados. So- lamente uno de ellos pudo reembarcarse en la curiara. Este volvió a donde estaban los vúquiru;; y les dijo: -¡Cuñados, los i11dios naufrag,ffon en ei río y no han vuelto a salir! -Bien les ha estado -respondieron los vúqu.iros-. ¡Para que vuelvan a decir que viven ~mejor que nosotros ... ! El indio regresó a la ranchería. Mas~ pasado un pequeño lapso de tiempo, dijo a otro: -Hermano ¿, quieres venir conmigo al monte'? --Vete tú si quieres. -le respondió el otro-. Yo tengo mu- cho miedo después de lo que ha sucedido. Se fue el indio solo y a los pocos pasos se encontró una lap::i. La mató y la comió. Un poco más adalante le saltó otra lapa. La mató también y la comió,. Mas desde entonces el hombre que se había comido las dos lapas se convirtió en JEBU KARAISABA, "el duende qúe da con los pies en las espaldas al caminar" . Al vene así, el duende dijo: -¿, Qué hago yo aquí en el monte? Me voy a una r .. ü1- cherfa y si la gente me tiene miedo que me tenga. Ahora soy duende que golpea las espaldas con sus pies. Llegó a un rancho en donde había muchas mujeres a– costad,"'!:; en sus chinchorros. Tan pronto como éstas div1saron al duende que golpeaba las espaldas con sus pies. salta:ron sm; chinchorros muert·as d,::i miedo y se subieron a los árboles más a1fos. Desde arriha insultaban al duende: ---i Viejo, viejo! Porque el mango de tu hacha es tan lar– ~-fü, por eso nos subimos arrib2. Pero el duende tum'bó los árboles, mató a las mujeres y arrojó sus cadáveres al río.

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