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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Corriendo, corriendo, se encontró con un venado en el camino, al que dejó pasar. Pero él, escondido entre unas ramas, quedó eS1perando a ver lo que hacía el de la pata de hueso al encontrarse con el venado. "Pata de Hueso" corrió tras el venado y le c]avó la pata aguzada, dejándolo muerto. Después habló con el venado: -¿,No ves, hermano, lo que te ha sucedido por ne ha-• cerme caso? ¡ Pues ahora aguanta! Luego comenzó a contar los dedos del venado, diciendo: ''Uno, dos....'' El otro hermano desde el escondite contó los suyos y dijo en voz alta: -Los míos son cinco. "Pata de Hueso" dijo entonces: -¡ Ah, caramba! Este no es mi hermano; pues él tiene cinco en cada mano. No debe andar lejos. El hermano echó a correr a toda prisa hacia la curiara y tras él se fue el de la pata aguzada, haciendo resonar el mon– te con el golpe de su hueso: "!tun, tun, tun!", como si fuera de un palo seco . Al llegar el duende a la embarcación, que ya había des– pegado, le dió un topetazo con el hueso de la pierna, atrave– sándole la proa. Sin embargo, no logró sujetarla y la curiara huyó a todo remo. Al llegar a la ranchería, refirió lo sucedido; y al día si– guiente salió el padre con una partida de indios en persecución del hombre que se había conyertido en JEBU KA-JIDO, ''El dnende de la pierna, aguzada". En el camino vieron un pájaro amigo y le dijo el padre: -Pájaro, vete a donde está mi hijo y dile que se venga. Obedeció e] pájaro; mas el duende erizó su v lo atravesó con ella. Más adelante encontraron otro: 230 aguzada

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