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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Al llegar al sitio divisaron la manada de tigres echados en círculo; y en todo el medio, la carne de los indios picada en trozos. Al ver aquella multitud de tigres, los indios perdieron los ánimos y se subieron a los árboles, quedándose solos -fren– "~e por frente de las fieras-, MATA-TIGRES y su pequeño her– mano, valeroso como él. MATA-TIGRES no sabía que los indios lo habían aban– donado. Por eso les gritaba: -¡ Hermanos, ataquemos a las fieras! Vosotros primero; pues yo no me moveré hasta veros pelear. Quedóse un rato callado. Mas viendo que los indios no aparecían) se adelantó unos pasos hacia la manada, armado de un diminuto machete, y les habló de esta manera: -¡ Oh, tigres! Vosotros devorasteis a mis hermanos los indios y ahora estais hartos y satisfechos, porque ya no teneis hambre. ¡Os felicito! Yo he venido sólo a jugar con vosotros. Ahora que estais contentos, ¿ no querríais jugar con..-inigo? Después se dirigió al tigre más grande y le dij o: -¡Levántate, cuñado, y vamos a divertirnos un poco! Empezaron, pues, a jugar MATA-TIGRES y el tigre ma- yor. Pero cuando MATA-TIGRES conoció que el tigre estaba ya cansado, le clavó el cuchillo y lo dejó muerto. Esto mismo fué haciendo con los otros tigres, uno tras otro. Mas cuando solo quedaban tres, una tigresa se escondió detrás de MATA-TIGRES. Este se puso a jugar con otro de los supervivientes, rin– diéndolo como a los demás. Pero al caer el tigre, la tigresa se le echó encima. El indio gritó a su hermanito: -¡Ay, hermano! ¡Ven que me mata el tigre! El hermanito cogió su pequeño sable y -"¡tac!, ¡tac!, 220

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