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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos -Sí! ¡ Para esto! -contestaba. Los cuerpos que el viejo degollaba, los iba recogiendo la vieja y colocándolos en mápires. Al terminar, contaron las cabezas para ver si estaban todos y notaron una de menos. -¡Falta uno! -rugió el viejo. La vieja revolvía el tamiche del tejado y daba vuelta a las pailas. Pero resultaba todo inútil, porque la niña se había convertido en una lagartija, "senesene'' (especie de salaman– dra): y escondida sobre una de las costillas del techo, contem– plaba desde allí la escena. Al marcharse los viejos, ba1jó de su escondite la luga;·– tija o "senesene".Tomó de nuevo la forma humana, y se fue a contar lo sucedido. Acercándose ya a su casa, oyó los alaridos de la familia, que lloraba la desaparición de los muchachos; y entre los que más duelo hacían, reconoció las voces de sus abuelos. -¡Maravilla es eso! -se decía la niña-. ;,Pues no eran ellos los dos viejos que mataron a mis hermanitos? ¡ No ! No habían sido ellos, sino dos duendes que habían tomado su figura y los habían engañado, llevándolos al monte, mientras sus abuelos estaban pescando. Al regresar de la pesca preguntaron por sus nieticos y les refirieron lo sucedido: -Estando vosotros pescando, vinieron unos Yiejos muy parecidos a vosotros y se los llevaron engañados, diciendo que eran sus abuelos. Los abuelos rompieron a llorar: -¡Ka natoromo, ka natoromo! ¡Oko yatu rninaja! "¡Nie– ticos, nieticos nuestros! ¡Ya no os volveremos a ver!". Cuando así gri: aban, llegó la nietica y refirió la trage– dia de sus hermanos y cómo ella había logrado escapar convir– tiéndose en salamandra. Los indios cogieron las annas y salieron en busca de los asesinos, acompañados de la niña, que iba para enseñarles el lugar y la dirección por donde habían ido los duendes. 208

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