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Lo que Cuenta.n Los Indios Guaraúnos Al verla comenzaron a ladrar los perros. Mas ella se en– caramó en un árbol y esperó a que llegaran los indios. Estos ante el alboroto de los perros y demás animales~ cogieron sus lanzas y se fueron hacia donde estaba la fugitiva. Uno le dijo: -Bájate del árbol y no tengas miedo. Nosotros creí– mos que se trataba de un tigre, por eso hemos venido arma– dos; pero desecha el miedo, pues somos todos hermanos. Al bajar la muchacha, observaron que despedía olor como de tigre y que no olía como la otra,gente. De ahí que los perros no cesaban de olfatearla y no podían calmarlos. La llevaron a la ranchería y le preguntaron: -¿Eres tú, tal vez, la niña aquella que desapareció de la ranchería'? . La muchacha no respondía, porque no sabía hablar ni entendía el lenguaje de los indios. Al otro día, temiendo una acometida de los tigres, los indios cogieron sus chinchorros y cuantos objetos tenían, y e– migraron para un lugar llamado Babeina. (2). Tres días después reuniéronse en la casa del tigre ciego todos los tigres que había en el contorno; tig-..1.·es de todas las especies y tipos: de dos cabezas, de una y de tres cabezas. Y todos juntos se marcharon hacia la ranchería en la cual se ha– bía refugiado la muchacha, para vengarse de ella y de los indios. Cuando avistaron la ranchería, di;jo a sus compañeros el jefe de los tigres de dos cabezas: -No vamos a marchar así, todos amontonados y en desoir-den. Si así vamos, los indios nos vencerán. Empufiarán sus lanzas y muy pronto darán cuenta de nosotros· Les dare– mos la batalla, pero ha de ser ordenadamente. Por aquel lado de– ben ir doce tigres, seis de los de dos cabezas y otros seis de los de una. Por el otro lado vayan otros tantos también, mitad (2) Babeina, de babe, cachicamo, e ina, rnultitud. 205

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