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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Marido y mujer se encariñaron del lugar por lo tran– quilo y apacible, y de aquel hombre tan bondadoso, y ya no volvieron a acordarse de su ranchería.. Al día siguiente pasó por delante del rancho un hom– bre embarcado en su curiara. -¡Eh amigo! gritole el criador de váquiros-. Desem– barque y venga a descansar un rato. -Voy de prisa, hermano, y no puedo detenerme. Al llegar este indio a la ranchería, le preguntaron los otros si había visto al hombre y a la mujer que habían salido a trampear. -Los vi -les dijo el indio-. Estaban con un desconocido en una casa nueva. Mandaron a unos cuantos indios paxa que los trajesen; pero no los encontraron porque habfan salido a buscar col– menas. El "criador de váquiro·s'' les salió al encuentro y les a– consejó que no se fueran todavía. Los llevó al rancho y los ob– sequió con miel y ynruma. Un rato después llegaron los dos indios que habían ido a buscar miel; y al encontrarse con aquella gente de su ran– chería, les dijeron: -No os vayais, hermanos. Esto es mucho mejor que aquello. Quedaos aquí con nosotros. Los indios se quedaron. Viendo los de la ranchría que los comisionados tam– poco regresaban, se quedaron de una pieza ... -¡_ Qué es lo que pasa, que tampoco vienen? -se decían alarmados. Al día siguiente mandó el Capitán de la ranch2ria otra comisión mús numerosa que las anteriores, para que los tra– gese:n a todos por las lmenas o por las malas. Al llegar éstos, vieron que el dueño del rancho los es– taba poniendo en fila.

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