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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos La mujer le refirió como- el marido la mandaba acos– tarse sobre él, y con ello comenzaron a sospechar los indios si aquel hombre no sería hombre, sino más bién, algún zancu– do de los chupones, en figura de hombre. -Mira, mujer - le dijeron una noche-. Nosotros sospe– chamos que tu marido no debe ser guarao sino un zancudo "puyón" (';:), que ha tomado la figura de hombre para chupar– te la sangre hasta acabar contigo. Procura cerciorarte esta noche. Acuéstate como de costumbre y simula que estás pro– fundamente dormida; mas procura estar bien despierta y oh– serva todo lo que tu marido hace. Llegó la noche y el zancudo, como de costur:.1bre, la mandó acostarse sobre él, comenzando a roncar al poco rato. La mujer hizo también como que dormía:; y unos mo– mentos después se dió cuenta de que el hombre le estaba chu– pando la sangre. Después de matarlo, la mujer se levantó corriendo y fué a llamar a los indios. -Venid - les dijo-. Me estaba chupando la sangre. ¡Es un mosquito! Como todavía estaba flaco, pues apenas había comenza– do a chupar, la mujer pudo matarlo facilmente; lo descuartizó y quemó los pedazos. Cogió luego las cenizas y las llevó fuera del rancho. So– pló sobre ellas y el viento las esparció por todas partes. Al tiempo de soplar, dijo la mujer: -¡Conviértanse estas cenizas en toda suerte de "pla– gas"... Al otro día apareció plaga de toda especie y por todas partes: golofas, moscas, tábanos, zancudos corrientes y jején. (fü Puyones o "lanceros" llaman en el Delta a una especie de zancudos más corpulentos que los corrientes y muy molestos por sus fuertes picaduras. 195

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