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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Iba también a saltar el indio; pero la RANA dió otro grito y las dos márgenes volvieron a separarse. Continuaron la mona y sus monitos saltando pv:r las copas de los árboles y el indio siguiendolos por la tierra. Tres días después llegaron a otro rio tan ancho como el anterior; y para que se aproximasen las orillas, gritó la MONA como la otra vez la RANA: -¡Nobo, nao! ''¡Abuelo, ven!''. Al primer grito comenzó a m.oYC:i'Se ln. otra orll.:.a . .tH segundo comenzó a venir. Y al tercero ya estahan las márge– nes casi juntas. Pero sin que llegaran a unirse las márgenes, se unieron las copas de les árboles, pudi,~m:1o saltar la mona y los manitos, pero no el indio, que iba por tierra; pues cuan– do intentaba saltar, volvió a gritar la rnona y las márgenec; volvieron a separarse, quedando el río como antes. El indio se sentó, desesperado, en la orilla y comc1zo a llorar sin consuelo. Llegó en aquel momento un ser ,,xtre,11.0. s2mejantc a un hombre. -¿Por qué estás llorando? - le preguntó el dc.sconcicido. El indio le refirió lo sucedido. -Y lo peor de todo es -continuó diciendo- que ni pue– do seguirlos ni tampoco volver atrás; porque estoy desorienta– do y no me es posible pasar el río. -No llores más - le dijo el aparecido -. Yo mismo te acompañaré hasta el punto por donde pasaste el río al venir. Al llegar al sitio y comenzar a vadear el río, volvió a decirle: -Tienes que seguir exactamente el canüno por donde yo voy. Si te desvías lo más mínimo te ,;;as al fondo. Al llegar a la. 0tra orilla lo despidió. -Ese es el camino -le dijo-. Sigue sin desviarte, y lle– garás al sitio donde tus mujeres pelearon y se separaron, Y desapareció. 192

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