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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos ----- Por la mañana destaparon la paila y abrieron en canal a la vieja, como se lo había aconsejado Ariaguara, saliendo de su vientre dos perritos, uno macho, TOBE - SIMO ("puma"), y o– tro hemb:va, OTOIDA ("aguila"). Como los perrillos eran muy bravos, los amanaron con dos cadenas. Hazañas de los perritos. Días después salió el muchacho a cazar; y mientras tanto la muchacha (que era un poco traviesa), echó un poco de ceniza en la paila para ver lo que sucedía. Mas apenas echó la ceniza, salieron enemigos a su herma- no. los cuales lo venían persiguiendo. El muchacho: al VE1rse perseguido, llamaba a sus perros: -¡Tobe-simo~ Tobe-simo! ¡Otoida 1 Otoida ... ! Pero la muchacha en vez de soltar los perros, los re– tenía y les tapaba los oídos con trapos. Como los perros no acudían, el muchacho gritaba, con toda su alma y con tánta fuerza, que al fin lo oyeron, a pesar de tener los oídos tapados. Rompieron las amarras y se fueron a donde su amo los llamaba, destrozando a unos y ahuyen– tando al resto de los perseguidores. Al llegar a casa, se enteró de lo que su hermana ha– bía hecho con los perros y de cómo había echado ceniza en la paila. Se llenó de enojo y la expulsó de su compañía. Desde entonces quedó dueño exclusivo de aquella ca– sa y aquel conuco; y siempre en adelante los perros fueron sus defensores y custodios, conforme se lo había predicho Güiji-Ariaguara. A ejemplo de éste, los otros indios comenzaron tam.– bién a tener perros en sus rancherías. 179

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