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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos -Todavía estais flaquitos. Os aume:ritaré la ración ra tfue engordeis pronto. El muchacho entregó a su hermana el rabo del ratón para que se lo guardara. Pasado otro mes, volvió la v1eJa a examinarlos. -A ver cómo teneis los dedos -les dij o-; pues y a e~-:, tiempo de que hayais engordado. El chico pidió enseguida el rabo del ratón a su her– mana; pero, j ay!~ ésta lo había perdido, y no tuyie:ron remedio que mostrar le los dedos. -j Por fin ... ! exclamó la arpía después de habérse– los palpado-. j Ahora sí ... ! Ya estais suficienk•ff1e11tc para bailar... Y ordenó enseguida: -Tú, muchacha; ja lavar la paila en el río! Y tú. mu– chacho, i a buscarme lefia ! ¡Ya! Aparición de Güiji-Aríguara ( *) Cuando el muchacho se encontraba en el m',;nte e:or– 'i.ando leña, se le apareció, en figura de GüIJI-ARIAGUARA, "ave blanquísima de l01nas". Y habló al niño: --Escucha, mi niño. Esa leña que tú estás preparan– do es para tu muerte y la de tu hermana, pues la intención de la tuerta no es otra que cocinr,ros en paila y eome1~os. Mas yo he venido para salvaros. Escucha, niño. La v1eJa tuerta te mandará encen– der una hoguera y sobre la hoguera colocar aquella paila que tu hermana está lavando, y llenarla de agua. Cuando el agua empiece a hervir, la misma tuerta colocará unn ta- ("') Gfüji, paloma; a-riaguara, progenie. 14.- GUARAO 177
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