BCCCAP00000000000000000000484
Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Por la mañanita se echaron a caminar monte adelante sin rumbo. Pero la niña tuvo una ocurrencia: -Hermano, ¿por qué no te subes a la copa de ese ár– bol más alto para ver si te puedes orientar? Subió el muchacho; atalayó desde la rama más alta; pe– ro nada vió por lo que poder orientarse. Como la no.che se les venía armaron otro cobijo como el día anterior; y por la mañana continuaron su odisea. cami– nandol caminando, sin saber para dónde. -Hennano - dijo la niña -, vuélvete a subir. Tal vez hoy ten:~ramos suerte. Suhió el muchacho) y al atalayar, dió un grito de ale- gría: --¡ Alégrate, hermana! Hay gente cerca, pues veo por este lado un penacho de humo que parece salir de un platanal. Un poco más adelante volvió a subir a otro árbol. --Vamos bien - dijo desde arriba.... Ya está el platanal a la vista. Llegaron por fin; y con gran precaución se fueron acer– cando a la choza de donde salía el humo. encontrándose con una vieja acurrucada 1 que se ocupaba en freir plátanos. Al la– do de la vieja estaba su gato. Con l.a vieja tuerta. -¿ Cómo nos arreglaremos para quitarle algo de comi– da? - se decían los niños, que llegaban muertos de hambre. Afortunadamente aquella vieja era tuerta de uno de los ojos, circunstancia que supo aprovechar el muchacho para su estratagema. Se colocó cerca de la vieja, por el lado del ojo tuerto; y cuando la vió descuidada, le cogió un puñado de tajadas. La tuerta notó algo. Mas suponiendo que era el ga– to. le •gritó: 175
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz