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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos De pronto los otros indios que no dormían, oyeron un ruído así como si estuvieran chupando algo, mientras el duen– de decía: -¡Akaeee! ¡Fffffff. .. ! (aspirando). ¡Qué sabroso es– tá estoooo ... ! Lo que el duende chupaba eran los ojos de los que es– taban dormidos. Después de haberles chupado a ·;:odos los ojos, encen– dió de nuevo la "lampara de su ojo·, y se volvió a subir a la ceiba donde vivía. Este personaje era el JEBU MU-NISA o "due·nde Sa– caojos''. Se despertó uno de los desojados. Palpó los ojos Y ex- clamó con un alarido: -¡Ayyy! ¡Me han arrancado los ojos ... ! Y preguntó a otro que tenía al lado: -Mira si también a tí te faltan los ojos. Este palpó los ojos y no encontró mús que las cuencas. -¡Ayyy! -gritó como el anterior- ¡También a m1 me han arrancado los ojos ... ! -¿ Y tú? -preguntó al que tenía al lado. -¡Tampoco yo tengo mis ojos! -gimió aquél. Así se fueron preguntando el uno al otro, y ninguno de ellos tenía ojos. Preguntaron entonces a los que habían comido morro- coy: --Hermanos, ;, vosotros teneis ojos? -Nosotros sí -respondieron ellos-. ;, Y vosotros no? -Nosotros estamos desojados y ciegos del todo. Alguie~ nos ha arra;1cado los ojos mientras dormíamos. -El JEBU SACAOJOS ha sido -les dijo uno del otro grupo-. ¿No os dije que no comierais la manteca y los plátanos del duende? ¡Ahora ved! 166

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