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Lo que Cuentan Los Ind10s Guaraúnos ras más pequeñas con dos tripulantes por curiara, uno en pro~1 y otro en popa (1 ) . Salieron antes de romper el día; y un día despfü!S: a media mañana, recalaron las curiaras a Naba-Sanuka, encon– trando al JEBU DUENDK que se estaba curando la herida al sol. El piache se acercó para preguntarle: -Abuelo, ¿por qué degollaste a nuestra hermana? Si nos lo hubieras dicho, te hubiéramos buscado otra mujer, que hubiera sido de tu gusto (2). Pero el duende respondió, encolerizado, que todo cuanto había en aquel caño era suyo. Y comenzó a insultar grosera– mente a los indios. Los indios, al oirlo, se enfurecieron. y arroj ándosc so– bre el duende, le arrancaron todos los cabellos y lo dejaron revolcándose por el suelo, dando voces como un frenético: mientras ellos, embarcándose a toda prisa, regresaron a la ranchería, llevándose los cabellos del duende. Al llegar a la ranchería, refirieron lo sucedido'. celebrán– dose aqnella noche una fiesta de bebida, para celebrar la hazaña. Hacia el fin de la fiesta apartaron la mitad de Jos cabe– (los del JEBU DUENDE y los quemaron en medio del :jojo– noko ("plaza de baile") entre grandes imprecaciones y hurlas: mientras que la otra mitad se los repartieron entre las muje– res y los niños. Siguió el baile hasta que _se terminó la bebida y los in– dios cayeron todos borrachos. Y con la borrachera terminó la fiesta. (l ! Vemos aquí la táctica de guerra empleada por la marina guaraúna: Embarcaciones minúsculas, ágiles tanto para la acometida como pa– ra la retirada; de suerte que en caso apurado puedan ser transpor– tadas al hombro de un lugar a otro. En cada embarcación dos hom– bres, uno en proa para combatfr y el otro en popa para conducirla. Así combatían los gu.araos en sus alzamientos contra los criollos en tiempos del balatá y, según ellos refieren, en tiempos de los caribes (2 J Sabido es que los jefes de las rancherías, no civilizadas se atribu– yen la facultad de distribuir las mujeres de su jurisdición. 147