BCCCAP00000000000000000000484
-Pués cuídamela bien -replicó el nabarao desde abajo. La rn.uj er insistió: -Si tú piensas segu·r maltratándome, como has hecho hoy, dímelo ahora. ---Jamás volveré a hacer la que hice -contestó el indio desde la curiara-. Y a tu padre le mandaré yuruma. Dicho y hecho. Habiendo sacada un mapir de yuruma, nadando se la fue a llevar a la boca del río, donde el NABA– RAO tenía su vivienda en el fondo del agua. A LA CASA DE LOS NABARAOS. Un día la nabarao dijo al indio: -Sígueme. Mas el indio, atemorizado, le contestó: -Tú me das mucho miedo. Ella repuso: -No veo qué motivo te he dado para que me tengas mie- do. Espera un momento. Después lo volvió a llamar: -Vente ya. En pos de ella se fue el indio para 1a casa de los naba– raos. Apenas llegar, sin detenerse a saludar a nadie se fue– ron a pescar ai un remanso. -Cuando regresemos -dijo la nabarrw-. tenemos que presentarnos a mi padre. El indio recelando, contestó: 123
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz