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I I.- M I T O S Y L E Y E N D A S. l. EL ARCO IRIS. Aunque no se trata en el siguiente episodio de le– yenda ni cuento, sino de un suceso presenciado por el autor del libro, se inserta aquí por reflejarse también en él la mentalidad guaraúna respecto de la naturale– za del Arco Iris. Lo transcribo de mis diarios de Misión Un arco iris, muy visible y doblé\ ap:irecía del otro lado del río Korokoina Anaburu<, derivado del Merejina. Dos jóvenes indios, Martín, por sobrenombre Taramba– na, y Pablito de Kuamujo, lo están contemplando desde el pa– sadizo o joisi del rancho en donde yo me alojo, y comentan así: -Ya se ha dejado ver el arco iris. Hoy han salido los dos. -Verdad. Los estoy viendo. El de abajo es la mujer. El otro, el marido. Al escucharlos, intervengo yo y les pregunto: -;.Qué es eso que estais comentando? -Estamos hablando del arco iris. Iviíralos, Padre~ allL al otro lado. Están bebiendo agua del río. -Pues <:qué pensais vosotros que es el arco iris"!, les interrogo. -Un indio, respondieron los dos al inismo tiempo. -¿ Un indio el arco iris? -Un indio, Padre. Así pensamos los guaraos. El arco i- ris es el espíritu de algún indio. Al morir el guarao, emigra su espíritu y se convierte en arco iris. 94