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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Cierto indio que aprendió a g-üisiratu, corno fumaba mucho y comía tan poquito, se puso así de flaco, que casi se lo llevaba el viento. Por lo que, avergonzado de verse tan flacucho y can– sado de vivir, se fue a un arenal y se medio tapó con arena, esperando que vinieran los zamuros a comérselo. Pero no vinieron los zamuros, sino una de las hijas del "Zamuro de dos cabezas", B1ire que tiene su casa so'bre las nubes. La muchacha entregó al indio una especie de aparato para volar, y le dij o: -Acomódate esas alas, hermano, y vente conmigo. Te llevaré a la casa de mi padre y allí nos casaremos. El indio se aseguró las alas, y remontando el espacio en vuelo hatido, atravesó las nubes blancas, siguiendo a la mu– chacha, y llegó a la "ciudad de los zamuros" en donde tenía su palacio Bure Kumna.na, el ''Zamuro B'.céfalo' 1 • -Espérate un poco ahí fuera mientrHs voy a saludar a mi padre, dijo la muchacha al indio. Entró en la habitación del Rey Zamuro y le dijo: -Padre, acabo de llegar de la tierra y traigo un hom– bre para que sea mi marido. -¡Ah, ja... !, respondió el zamuro. ¡Ya voy a tener yer– no! j Bien está eso!. Pero antes debe secar aquel pozo con ese ·mapír ( *) El indio comenzó a achicar el pozo con el ·nwvir. Mas l'=: fue imposible secarlo, porque el agua que cogía s; le vol– via a salir por los huecos del envase. Cuando comenzaba a desesperarse, llegó, en forma ·de jóve:n, el espíritu de cierto pájaro; y cogiendo el mapir por su cuenta, achicó el pozo hasta dejarlo seco. ( '" J Mapir, especie de cesto de mallas más o menos anchas, exnpleado por los indígenas y demás carnpesirws en el Delta. 76

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