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350 ALEJANDRO DE VILLALMONTE I Lll mística del amorpuro en su historia El florecimiento que la espiritualidad y mística del amor puro y la polémica que suscitó en el siglo XVII, tuvo precedentes históricos de diversa índole. Recor– damos algunos momentos de esta historia para valorar mejor el trasfondo de la polémica. l. La mística del amor puro en el sufismo islámico Los sufíes islámicos son precedentes reconocidos de la teoría del amor puro que floreció en la Cristiandad desde la Edad Media. En los escritores de esta corriente de la espiritualidad islámica se encuentran textos homologables a los pro– ducidos por la espiritualidad cristiana occidental. Es muy citado y signifícativo el testimonio de la mística sufí Rabi' a. Se cuenta que recorría las calles de Bagdad con una antorcha en una mano y un vaso de agua en la otra. Y gritaba: quiero prender fuego al paraíso y verter agua sobre el infierno, para que esos dos velos desaparezcan y se vea claramente que adoro a Dios por amor y no por temor del infierno o esperanza del paraíso 5. El investigador espaúol M. Asín Palacios ha estudiado a los místicos islámi– cos, especialmente en su relación con la mística espaúola. Corno reconocen los investigadores, los factores que influyen en el sufismo islámico son de diversa pro– cedencia. Asín Palacios estudia la influencia cristiana en la península ibérica. El monacato cristiano del Oriente Medio, floreciente en los siglos de la aparición y expansión del islamismo, habría influido también en los espirituales islárnicos 6 • 5 A.M. Schimmel, Lis dimensiones místiws del Islam, l\fadrid 2002, 54. Allí se dice que este sentir "se convirtió en idea central del sufismo... El enamorado debe estar en el camino del amor, de manera que no se acuerde ya ni del parJ.Íso ni del infierno" (ibídem). El caso de la mística sufi Rabi'a se cita de varias maneras. Algunos le dotan de gran dramatismo. La ponen durante la VII CruzadJ., en Jerusalén, rebosante de sangre y cadáveres. Esta matanza de seres humanos la habrían realizado los cruzados y los sarracenos con el deseo de ganar el paraíso mat,mdo infleles. Un espíriru sensible no podía menos de rechazar una religión (cristiana o musulmana) que im– pulsaba a tales crueldades para ganar el paraíso. En el siglo XVII la anécdota fue divulgada en Francia por J. de Joinville en su Histoire de saint Louis. La citan a su favor los defensores del amor puro. 6 M. Asín Palacios, El Islam cristi,mizado. Estudio del ''sujiúno" ,z mzvés de lm obras de Abenarabi de fvlurcia, Madrid 1931, 250; 250-251. Otros testimonios: ibidem, 466-518.

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