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368 ALEJANDRO DE VILLALMONTE mientas señalados. Pero dado un acto concreto de "amor puro", ello no implica que sea inevitable llegar al "estado" que Fenelón propone. Este proceso no es tan inevitable como dice Ramírez. En efecto, J.-P. Camus, unos años antes que Fenelón, también defendía la posibilidad del acto de amor puro y con similares bases teológicas a las indicadas. Y, sin embargo, expresamente evita hablar del estado de amor puro del que habla Fenelón· 12 • San Juan de la Cruz en "Llama de amor viva" también habla del alma que llega a cierta situación psico– lógico espiritual, a un "estado" en el cual, -entre otras características- su amor a Dios supera el interés por el premio o el castigo. Pero está lejos del "estado" descri– to por Fenelón. Parece claro que, el hecho de que un cristiano piadoso pueda poner un acto de amor puro puntual, concreto, incluso de gran intensidad, no implica que pueda llegar a poseer el hábito de poner tales actos con facilidad y frecuencia. Recorde– mos el caso que ponen reiteradamente los teólogos. Un cristiano piadoso puede, durante cierto tiempo, evitar todos los pecados veniales. Pero eso no quiere decir que pueda evitarlos habitualmente, en forma permanente. Conserva, como es obvio, la capacidad física de evitar el pecado venial, pero es moralmente imposible que pueda evitarlos habitualmente. Y se explica, porque las circunstancias en que vive un cristiano viador crean en él esta impotencia moral. Citaremos más adelan– te un texto de Escoto que es aplicable a este caso. Ramírez quiere dotar a su argumento de una lógica implacable, que va desde al acto, al hábito, al estado de amor puro y, concretamente, al estado que defiende Fenelón. No existe tal lógica inevitable. Porque, los místicos dicen que, estas altas experiencias espirituales, son gracias "actuales", especiales (gmtis datas) que Dios concede a ciertas almas, en diversos grados y variedades. Su concesión no está suje– ta a la lógica de la razón humana. Ni tiene sentido decir que crean hábito en el agraciado. Por otra parte, me parece que Ramírez abusa de la palabra "estado" y de su relación con el acto y el hábito que lo preceden. La palabra "estado" tiene muchas acepciones. Se habla del estado de gracia/ pecado, estado de viador / comprensor; estado de justicia original, estado religioso / sacerdotal. Estos estados ocurren sin que haya hábito previo. Y hay hábitos que no generan un "estado". Un profesor de · 12 J.-P. Camus insiste en que no es posible, en esta vida, amar a Dios con perfecto y continuado amor de caridad. Exigiría una tensión incompatible con la debilidad humana, G.Joppin, Une querelle, 110-112; 123.
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