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362 ALEJANDRO DE VILLALMONTE elevar, darle a Dios por contenido, teologizar tal deseo, pero no puede suprimirlo. Eso sería pretender elevarse sobe los límites de su finitud 2 9 • Escoto recoge también esta idea agustiniana de que nada desea el hombre tanto corno la felicidad. Pero a11ade sobriamente: el alma ama más al objeto beatifi– cante que a la felicidad. Al objeto beatificante lo ama más que a sí mismo, más que a su felicidad personal. Lo que se dice que el hombre lo que más es la felicidad, digo que el dicho sólo vale referido al amor de conveniencia que es deseo del propio bien. La beatitud es lo que más desea/apetece el hombre. Pero no es lo que más ama, en sentido propio, porque ama más a aquel para quien desea la felicidad 30 • El suicida se odia a sí mismo, pero ama la felicidad y al objeto beatificante. Y lo busca mediante el suicidio. O simplemente renuncia a la felicidad. En este contexto, para ver el valor de este deseo natural de felicidad conviene tener en cuenta esta observación de Escoto. La voluntad respecto del bien tiene dos actos: desear y amar. Desear es acto del amor de conveniencia C!/Jectio wmmo– di) y lo regula la virtud de la esperanza. Amar es acto de la justicia (ajfectio iusti– tiae) y lo regula la virtud de la caridad. Amar y desear pueden ejercerse el uno sin el otro. Puede amar a Dios y no desearlo; y puede desearlo y no amarlo formal– mente11. Puede la voluntad amar, incluso en grado sumo, sin desear nada para sí, con amor de complacencia, como hemos dicho. Como Dios se ama sumamente es sumamente feliz, pero, formalmente, no desea ser un bien para otro amante. Y así, podemos decir que la voluntad puede desear y desea más su felicidad que a Dios. Pero este desear implica un amor de conveniencia (,if.Jectio commodi), de amor a su personal bien. En cambio, el amor de caridad, el amor de liberalidad, limpio de egoísmo y sólo se puede realizar cuando se ama a Dios por su bondad intrínseca. 29 Resumimos la exposición que del pensamiento de Malebranche al especro hace 1\1. da Faria Blanc, O ¡¡mor rle Dew n,zfllosofla rle Alt1!e!mmche, Lisboa, 1998, 308-325. La criatura racional ama con sumo amor la felicidad / beatitud, como dice Agustín; "pero no ama más la beatitud que al objeto beatificante. Por eso, con sumo amor ama al objeto beatificante, lo ama sobre todas las cosas, más que a sí mismo". "El dicho de Aguscín sólo vale referido al amor de conveniencia. Según el cual, la beatitud es lo que más se desea, pero no es lo que más se ama. Pues se ama más a aquel para quien se desea la beatitud". Oxon., III, d. 27, q. un., (ed. Vives, XV, 364-365). Ver a continuación la distinción de Escoto entre "amar y "desear". 11 Oxon., III, d. 26, q. un., (ed. Vives, XV, 340).
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