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370 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 50 nac10n, san Buenaventura da la solución completa y complexíva al problema. El sujeto es Dios y es Cristo. Mejor aún: Dios en Cristo. Ni hay que entender esta presencia de Cristo en la teología en forma puramente material, siquiera sea muy amplia. Por ejemplo, pensando que la teología en varios puntos y en la mayor parte liata de Cristo y del misterio de Cristo. Esto es verdad, pero no es lo que intenta san Buenaventura. Para él toda la teología trata de Dios, con la misma amplitud e intensidad formal con que habla de Dios. Porque nunca se habla de Dios sino en Cristo, por Cristo y para Cristo. Cuando Cris– to y Dios se encuentran como "sujeto" de la teología, son dos realida– des que se conmensuran mutuamente, punto por punto, en cualquier instante en que cortemos la trama de la investigación teolrígica. Se po– dría hablar aquí de una perfecta compresencia dt> una realidad en otra, <le circurnincesión completa de un concepto en otro: el Dios qn<' es– tudia la teología es el que se revela en Cristo; y cuando C'"5ludia a Cristo es como "Revelación" de Dios. No se pierda de vista que esta doctrin?, de san Buenawntura es intensamente tradicional y prolonga sus raíces hasta la teología bíbli– ca del Nuevo Testamento. d).-De este modo la "orientación general"' de la teología hacia Cristo está dada con claridad y decisión. - Enliéndase siempre una orientación inicial y de principio. dCómo desarrolló san Buen:1-.:enlura esta orientación inicial, a lo largo de los diversos tratados teológicos? Resumimos la respuesta: 3.-Hacer a Cristo centro de convergencia de todo el orden sobre– natural tal como este fue "restaurado" por El precisamente, no ofre– ce mayor dificultad. El llamado "opus redemptionis": gracia, Iglesia, sacramentos, está inevitablemente iniciado, presidido y dominado ab– solutamente por Cristo. Para un teólogo católico poner a Cristo como causa ejemplar, eficiente y final, centro de toda la nueva economía ins– taurada después del pecado, es algo del todo elemental: se trata de un cristocenlrismo "obligado". Sólo en épocas de decadencia teológica puede ser desatendida la orientación hacia Cristo de realidades sobre– naturales como María, la gracia, la Iglesia, los sacramentos. - Por eso no hemos insistido en e,5te aspecto del cristocenlrismo teológico de san Buenaventura. No porque vayamos a negarlo o desconocerlo; más
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