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356 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 36 ordenación y dependencia respecto de Cristo. En la serie de profetas y apóstoles que hablaron en nombre de Dios, Cristo Hombre no es "profeta" de la serie: la última y definitiva seguridad de que lrn pro– feta, del Antiguo Tcstarnenlo hablaron en nombre de Dios la logra– mos pm el hecho de que Cristo, con su "palabra", confirmó la de ellos; ccn su autoridad autenticó el t<:slimonio que ellos diermi. Si mirarnos hacia adelante, los apóstoles también reciben la última confirmación de su predicación de la autoridad de Cristo. Anteriormente, en la primera parte de este estudio, llegábamos a la conclusión de que Cristo, por razón de su importancia dentro del "contenido" de la revelación, se constituía en la REVELACIÓN ¡xir an– tonomasia de Dios a los hombres: si Dios reveló muchas cosas sobre sí mismo y su acción en el mundo, todo ello lo reveló en torno a Cris– to y al misterio de Cristo: reveló a Cms·m. Igualmente, Tefiriéndonos al instrumento de la revelación, hemos de entender en sentido riguroso que Dios nos habló por medio de mu– chos hombres, pero en el fondo y en última instancia uno es el RE,,-E– LAnon de Dios: CHISTO. De esta forma Cristo se constituye en d Mae~– tro único, en el autor, doctor e iniciador de todo saber teológico. La teología se distingue netamente del conocimiento de la fe, segím de– muestra ampliamente san Buenaventura. Y esto por el hecho funda– mental de que la fe se funda en la autoridad y la teología, además de la autoridad, hace intervenir la razón para investigar y entender en lo posible lo que afinnamos por la fe. Aun más, este intento por pene– trar intelectualmente las verdades de la fe, es lo crue especifica a b teología y lo que la constituye en una ciencia distinta de la Sagrada Escritura, aunque subordinada a ella. Con esta distinción entre la fe y la teología, no se invalida, sin embargo, la referencía cristocéntrica de la ciencia sagrada en san Buenaventura. Porque, en la dependencia que hay de la teología respecto de la Sagrada Escrilma entra tambih1 el que ambos modos de conocer se guían por una misma luz, en lo foncbmental. Incluso llega a decir que no ha de considerarse la teolo- corno una ciencia distinta de la Sagrada Escritura, sino más bien una explicación de lo que ya se contiene en la Escritura. POT eso, si
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