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35 CRISTOCENTRISMO EN SAN BUENAVENlURA 35', Si consideramos a Cristo como Vérdad entonces tenernos que re– conocerle que El ilumina a todo hombre que de1w a este mundo. Torb conocimiento eierto \'iene por la ilustración especial del Verbo. Todo conociniiento racional tiene a Cristo por Maestro. Aquí podría aducir– se toda la teoría del iluminismo bona,enluriano, en que el vkirbo es, la Luz que ilumina a todo hombre que ,iene a este mundo y se cons– tituye en fundamento de todo conocimiento racional cierto 11 seguro 6 5. Finalmente, Cristo por sn \'ida, es también Maestro de todo co– noeirni{'llto contemplativo. Y la contemplación es doble: exterior en la humanidad e inll'rior en la Deidad. La contemplación interior J<, es enseiíada al alma por Cristo en cuanto Verbo y la contemplaciiín exte– rior se la enseña tambi{,n Cristo en su sagrada Humanidad GG_ La explicación de nuestro autor en ~u Sermón sobre Cristo :'\fapsfro nos llen1 a estas conclusiones inleresanles para nuestro propcS5ilo: Jesucristo, como Vt'rbo y Verdad ele! Padre, E'S la Luz que da un fundamento sólido a todo conocimiento hum,ano en cualquier orden que sea: la t'1llima certeza ck,J conocimiento filosófico ,iene de la ilumi– nación diYitia. Y la iluminación divina es ante todo obra de Cristo corno Verbo del Padre. - Es la doctrina bonaventuriana sobre el ejempla, rismo gnoseológico iluminismo) orientada toda ella hacia el Verbo. Con ello ya tendríamos un fundamento para afirmar que el conod, miento de la fo tiene una referencia especial a Cristo, V('rbo y Luz del Padre. Y lo mismo el conocimiento teológico en cuanto que, a h lm de la fe, aiíade la imestigación racional: lo que creemos lo dd,e– mos a la autoridad, lo que entendemos lo debemos a la razón 67 • Pero er1 lodo caso una ordenación a Cristo, Doctor intnior. Sin embargo aun así no habríamos pasado de un logocentrismo en el conocer teo]¡ígi('(1; porque toda e$ta función iluminadora le com-iene a Cristo en razón ele ser el Verbo, no por su Humanidad en cuanto tal. Pero cuando se trata del conocimiento que nos da la fe la referen– cia a Cristo, a su Humanidad, es del todo explícita: Toda la revela– ción del Antiguo y Nuevo Testamento tiene una inequÍYoca referéncia 65. Cfr. las citas de la nota 51. 66. Serm. «Christus unus omnius magíster», nr. 11 (V, 570ab). 67. I Sent, prooem., q. 2, ad 4m (!, !lb); toda la cuestión estudia la diferencia entre Teología y Escritura. Cfr ibid. q. 1 ad 5-6m; I, 8b. Todo a lo largo del prólogo al Breviloquium pued•e apreciarse la intima unión entre Sagrada Escritura y Teolo– gia y su distinción al mismo tiempo (V, 201-210b).

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