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352 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 32 La actitud infralapsaria que san Bucnan~ntura adopta en el pro– blema del Primado absoluto de Cristo, le impone algunas limitacio– nes, cuando quiere hablar del ''regreso" de todas las cosas al seno del Padre por medio de Cristo. Ya se comprende que la Humanidad de Cristo no puede ser el camino para Yoh·er al Padre, cuando se trata de los ángeles. Con relación a los hombres la Primada de Cristo, consti-– tuído Cabeza después de la predsión del pecado, adquiere una mo• daliclad bien distinta y no logra tanta amplitud corno en un si.~tern;1 supralapsario. Pero, fuera de estas limitaciones y supuesto el pecado original, la referencia y ordenación a Cristo de todas las realidades so– brenaturales es e,·idente en san Buenm·enlura: la restauración del hombre, la gracia que actualmente se le concede, la Iglesia como Cuerpo de Cristo, los sacramentos como medicina del pecado. - Por este moth·o no podemos entrar en un examen detenido del puesto central ocupado por Cristo en la doctrina bonaventuriana de la gracia, de la Iglesia, ele los sacramentos. Igualmente, la vida cristiana concre– ta, en su caminar hacia Dios, est:Í toda ella centrada en Cristo. Cual– quier teólogo católico ha de ser intensamente cristocéntrico en estos problemas; porque aunque ponga coma punto de partida una ccono-· mía nueva, instaurada por Dios con ocasión del pecado original. ha de hablar constantemente de la gracia corno "gracia ele Cri•;to"", de la Iglesia como "Cuerpo de Cristo" y de los sacramentos, como sacra– mentos de Cri1-to, acciones de Cristo viviente en su Iglesia. Podemos! remitirnos totalmente a estudios ya realizados sobre el parlicubr 61 • Como ya indicábamos más arriba, no es posible ni necesario recorrer todos los problemas teológicos para sefialar la orientación cristocén– lrica que les impone el Doctor seráfico. Nos basta estudiarla en algu– nos puntos cruciales en que el cristocentrismo es puesto a una prueba decish:a; o puede tener mayores dificultades, por ejemplo la doctrina trinitaria y el sentido del unh·erso. Pero en cuanto al retorno o regre– so de las cosas a Dios no se precisa mayor insistencia, porque el pues– to central de Cristo como camino para llegar al Padre parece de sobra evidente en nuestro autor. n. APERRIBAY, B., O. F. M.: Cristolcgia mística de san Buenaventura. Introd. a 1°s Obras de S. Buenaver.tura, ed. B.A.C. (Madrid, 194(;) TI, 3-93; con bibliografía y ,11:m: 0 rosos textos bonr.:venturianos.

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