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338 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 18 finita perfección que tienen en Dios, se manifiestan en unión íntima con la limitación humana en el hecho de la unión hipostática de lo increa– do y lo creado en el hombre Cristo Jesús. La simplicidad, la eterni– dad, la onmiperfección y unidad didnas, se nos aparecen en todo la insondable misteriosidad que les es propia preciscUU<:'nle y {"n forrn;1 del todo impresionanle, cuando ias vemos que pueden llegar a pre– dicarse del hombre Cristo Jesús. Igualmente, lo que más nos sobresal– ta en el misterio de la Trinidad, es el hecho de que el ser divino tiene una infinila comunicabilidad a tres personas distintas, manteniendo la identidad numérica absoluta consigo mismo; en el misterio de la llnión hipostática esta "comunicabilidad" del Ser dhfoo adquiere nnern pro– fundidad para nosotros, porque aun comunicándose a un ser del todo d;stinto, a una naturaleza humana, no se rompe la unidad de persona. Para desYirtuar esta orientación cristocéntrica que ofrece el Itinera– rio no es suficiente recurrir al carácter místico de la obra. Jesucristo, en su realidad divino-humana, es la suprema revelación de las perfec– ciones de Dios: de sus propiedades esenciales y de su misma vida tri– nitaria. Para el hombre "contemplati\·o'' que escribió el Jtinérario y para el que lo lee en la misma actitud y situación espirit11al, esto es evidente desde el primer momento. Pero también lo es para el "teólo– go", para el que hace una explicación sistemática y científica de ll:1s Yerdades reveladas. Al m€nos para el concepto de teología que cultiva constantemente san Buenaventura, esta continuidad entre el "contem– plador'· y el "teólogo" resulta del todo clara. La teología bonawnt11- riana está esencialmente ordenada a la vida religiosa y e5piritual, in– cluso a la experiencia de las yerdades conocidas: aquí en el saboreo sapiencial de la verdad llega a su verdadero término el proceso del conocer teológico. En cualquier etapa anterior es imperft>cto o mutila– do: Theologia est contemplatíonis gratia et ut boni fiamur, principa– litér tamen ut boni fíamur 34 • Por consiguiente, donde Cristo ha sido el centro de la "contemplación" religiosa, también es el centro de la reflexión teológica propiamente tal. El ltinérario no es obra de una exposición escolástica; pero mantiene una altura y una intención cien– tífica evidente: en nuestra terminología actual la llamaríamos una me- 34. / Sent. prooeni., q. :i, resp. (I, 13b). Todo el articulo trata este problema. Cfr. Brev. prolog. (V, 202ab). Ibid. § 5 (V, 20Gb). - En otra parte define la teología «veri– tatis credibilis notitía pía", De Donís Spírítus Sancti, collat. IV, nr. 13 (V, 476a l.

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