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40 P, SOBRADILLO aún en el caso de una perfecta educación profílática del enfermo o de la enferma» (1). e) Por último-dicen-, también por razones médicas se debe evitar la propagación de las enfermedades here– ditarias. Es doloroso ver los hospitales poblados de enfermos, cuyas dolencias no son más que un patrimonio que here– daron de sus padres. Inútiles todos los esfuerzos del mé– dico ante esta clase de enfermos, y lo más triste es que esos enfermos incurables transmitirán irremisiblemente esas mismas taras a su descendencia. A este propósito, decía el Dr. Hascovec, Presidente de la Sociedad Eugénica de Praga, en el Congreso Internacio– nal, celebrado en Praga, del 14 al 21 de septiembre de 1924: «El elevado número, siempre creciente, de alienados, de epilépticos, de toda clase de degenerados, de criminales reincidentes, de vagabundos, de mendigos profesionales y estropeados físicos y psíquicos de todas clases, de sifilíti– cos, de alcohólicos y de otros enfermos crónicos, nacidos de padres enfermos y degenerados; todo ese número que llena los hospitales, las casas de salud, los diversos asilos, los sanatorios del estado y los correccionales y prisiones, cuyo sostenimiento corre a cargo del presupuesto público, sin utilidad alguna, siendo obstáeulo para emplear esas sumas en mejoras útiles a la salud de los pretendientes y futuros esposos, nos obliga a reflexionar más seriamente de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Si queremos luchar (1) LE TULLE, l. c., pág. 102.

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