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32 P. SOBRADILLO realiza en los animales y mucho menos en el hombre con– forme a las teorías de Darwin. Por lo tanto no es ésta la selección que persigue con sus métodos la Eugenesia. Galton, al formular los fundamentos de la Eugenesia, se basaba también en la selección, pero entendida de una manera muy distinta que la selección de Darwin. Galton, por medio de est~dísticas, logró establecer que por la he– rencia lo mismo se transmiten las buenas cualidades y ap– titudes que las taras y enfermedades, perpetuándose unas y otras en la descendencia. Como ejemplo típico de transmisión de las buenas cua– lidades y aptitudes, Galton pudo aducir el ejemplo de su misma familia, que unida a la familia «Darwín» durante cinco generaciones ha producido verdaderas eminencias en ciencias naturales (1). Todavía es quizás más probativo el caso de la familia «Bach», aducido también por Galton, y de la que durante varios siglos han salido verdaderas emi– nencias musicales. La familia «Bach» desciende de un pa– nadero de Presburgo de Turingia (Alemania), del siglo xv1, que pasaba sus ratos de ocio dedicados al canto y a la música; uno de sus hijos, Hans, fué músico de profesión y con él comienza una serie no interrumpida de músicos en la familia «Bach», contándose entre ellos 57 que han produ– cido obras musicales, y, según Galton, 29 han sido músi– cos eminentes (2). (1) Cf. APERT, L'Héredité morbide, Par:~. 1920. p.ígs. 27-28. (2) Cf. APERT. l. c., págs. 28-29. Cf. también GiMENA F. DE LA VEGA, La herencia biológica en el hombre, conferencia publicada en Genética, Eugenesia y Pedagogía sexual (Libro de la Primeras Jornadas Eugéni– ca Españolas), tom. I, Madrid, 1934, pág. 165.

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