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26 P. SOBRADILLO en la que domina la idea de la obtención del superhombre, dice: «Eres joven y deseas mujer e hijos. Y yo te pregun– to: ¿eres un hombre que puede permitirse desear un hijo?... No sólo has de propagar tu raza a lo lejos, sino también elevándola. ¡Que el jardín del matrimonio te ayude en tu empresa!... Matrimonio: así denomino yo la voluntad de dos para crear un uno que sea más que los que le han creado• (1). Otro gran defensor de las teorías de Galton fué Brieux, que «en su famosa producción Les avaríés (1902) intenta presentar los estragos de la sífilis y enseñar,_ como tesis moral de la obra, que los padres tienen obligación de ave– riguar el estado de salud del futuro yerno antes de entre– garle su hija, que el novio debe presentar un certificado médico, y que en todo contrato matrimonial los médicos debieran representar un papel tan importante, por lo me– nos, como los abogados» (2). Galton en 1901 y siguientes presentó a diversas socie– dades de Antropología y Sociología varios trabajos sobre Eugenesia. Sus escritos lograron despertar la atención del mundo científico sobre la nueva ciencia, de suerte que en 1908 se creó en Londres una asociación con el exclusivo fin de propagar las teorías eugénicas, siendo el mismo Galton, que a la sazón contaba 86 años, su primer presi– dente honorario. Fué tal la actividad que desplegó dicha asociación, que cuatro años más tarde, en 1912, se celebra- (1) NIETSCHE, Así hablaba Zarathustra, Versión de F. L. DE Ltms, Madrid 1933, Primera Parte, tít. Del níiio y del matrimonio, pág. 79. (2) CASTÁN, l. c., págs. 305-6.
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