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6 P. SOBRADILLO el siglo VI antes de Jesucristo (1), decía en la Sentencia XXVI: «Nadie se atrevería a comprar ganado sin antes ha– berlo examinado, ni un caballo sin asegurarse de que es de buena raza; no obstante, vemos que un ciudadano honrado toma por esposa a una mala mujer, nacida de padre indig– no. No te sorprendas de ello; la causa es que le ha traído mucho oro. ¿Viste alguna vez que una mujer rehusase ca– sar con un hombre despreciable, si le aportó muchos bie– nes? No; porque antes prefiere oír decir que es la esposa de un hombre opulento que de un hombre virtuoso. En este mundo no se estima más que la riqueza. El bueno toma esposa perteneciente a una familia corrompida; el malva– do, de una virtuosa; la fortuna confunde todas las razas, y esta odiosa mezcla hace que bastardee la especie huma– na• (2). Como se desprende de la simple lectura, Teognis de Me– gara, en la citada sentencia, aducida por los eugenistas como prueba de que los antiguos se preocupaban de la se– lección de la raza (3), censura propiamente a los que con– traen matrimonio sin tener cuenta de las cualidades mo– rales que deben adornar a la mujer. 2) FocíLIDES. Casi en el mismo sentido que Teognis de Megara y con parecidas palabras se expresa Focílídes (1) TEOGN!s DE MEGARA floreció durante la 48 Olimpiada, hacia el año 540 antes de Jesucristo. Fué contemporáneo de SoLoN, Cf. Nueva Biblioteca Filosófica, vol. LXXI: Moralistas Griegos, Madrid, 1935, página 88. (2) Cf. Nueva BiLlioteca Filosófica, l. c., págs. 98-99. (3) Cf. N1sor, La Questión Eugénique dans les diversespays, tomo I Bruxelles, 1927, pág. 10.
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