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36 Primera Parte.-Dc la Tercera Orden como Asociación 18. El consentimiento debe ser concedido por el Ordi7lario del lugar de donde lla de ser erigida la hermandad. Según el can. IC¡8, fü\ 1-2, son llamados Ordina– rios del lugar, <.nisi quis expresse excipiatur, praeter Romanum Pontificem, pro suo quisque territorio Episcopus residcntialis, Abbas Yel Praclatus nullius eorurnque Vicarius Generalis, Administrator, Vica– rius et Praefectus Apostolicus, itemque ii qui prae– dictis deficientibus interim ex j uris praescripto aut ex probatis constitutionibus succcdunt in regi– mine». A pesar de que el Vicario General y el Vicario Capitular son también Ordinarios del lugar, no pue– den conceder el consentimiento para proceder a la erección de hermandades; pues el can. 686, § 4, or– dena: « Vicarius Capitularis ex ~iolo mandato gencra– li, et Vicarius Generalis nequeunt associationes erigere aut cu1zscnsm1z pracberc pro earum erectione aut aggregatione>; y como dicho canon estú en la parte general en que el Código de Derecho Canónico habla de las asociaciones, también tiene aplicación a las Terceras Ordenes. Cmrncs .A.TA , sin embargo, lo pone en duda, apoyúndose en el can. 703 1 § 2, que, al hablar de la erecci(;n de hermandades, remite al can.686,§ 3 1 sin mencionar el§ 4 de dicho canon(1). De lo dicho se infiere que el Vicario General ne– ce~ita delegación especial del Obispo para otorgar (1) CoRON.\T.\ 1 Il Ter:::ordinefnmccsca¡1t>, pág. 65, 11. 29.

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