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io Primera Parte.-De la Tercera Orden como AsoclacÍón ción en el vestir (cap. II, § 1 de la Regla) y que se abstengan de concurrir a espectáculos (cap. II, § 2); la penitencia, induciéndoles a la mortificación en el comer y beber (cap. II, § 3) e imponiéndoles ayunos y abstinencias (cap. II, § 4); la lzumildad, mandán– doles que acepten la corrección y penitencia que les fuere impuesta (cap. III, § 2) y la caridad fraterna, exhortándolos a que mantengan la caridad y bene– volencia con los demás y a que arreglen las desave– nencias (cap. II, § 9) (1). De lo dicho se puede colegir con cuánta razón León XIII pudo afirmar en la encíclica Misericors Dei Filius, del 30 de mayo de 1883: «In curandis Jesu Christi praeceptis instituta Franciscalia lota sunt posita» (2). 6) Vfriendo según la regla aprobada por la Santa Sede. San Francisco, ayudado del Cardenal Hugolino, escribió para los terciarios una regla, que en 1221 fué aprobada de viva voz por Hono– rio III (3). Dicha regla fué de nuevo aprobada y (1) Sobre el espíritu de la Tercera Orden, véase La Paifaite Tertiaire, París, 1913, pág. 324 y ss.; Ho1zAPFE1, O. F. lvl., Die Leitu11g des Dritten Ordens, lvlünchen, 1925, pág. 19 y ss.; :ilA– RlE ANTOJNE, O.M. Cap., 1lfanuel ,Séraphique, J'oulouse, 1928, pág. 226 y ss.; VmALESA, O. M. Cap., San Francisco y su Orden Tercera, Murcia, 1934, pág. 39 y ss. (2) Leonis XIII Acta, l. c., pág. 11. (3) Véase P. FREDEGANI>O DE A~rnERES, O. M. Cap., La Ter– cera Orden Secular de San Francisco, traducción del italiano por el R. P. Marcos de Escalada, O. M. Cap., Barcelona, 1925, págs. 28-29.