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I I o Primera Parte.-De la Tercera Orden como Asociación Adviértase que ninguna persona privada, clérigo o lego, puede recoger limosnas, en nombre propio, con destino a la Tercera Orden: «Salvis praescriptis can. 621-624, vetantur privati tam clerici quan laici sine Sedis Apostolicae aut proprii Ordinarii et Ordi– narii loci licentia, in scriptis data, stipem cogere pro quolibet pio aut ecclcsiastico instituto z1el fi,zc» (can. 1503). L'.t prohibición del referido canon no alcanza a las p,;rsonas públicas, como párrocos y rectores de las iglesias (1); éstos, sin permiso de nadie, en sus iglesias y lugares que les están sujetos podrían pe– dir para la Tercera Orden. No está en ninguna parte prohibido recoger do– nativos, aun por personas prin1das, con iines no eclesiásticos, v. gr., patrióticos, etc. 67. No sería contravenir a ninguna ley canónica dderminar en los estatutos, o también en las nor– mas de cada hermandad, una tasa mensual con el fin de contribuir al culto público de la hermandad, :.tyudar a los miembros necesitados u otro motivo razonable. También se puede fijar una tasa con motivo de la toma de hábito y profesión:« Occasione receptio– nis in associationem nihil directe vel indirecte exi– gatur, practer id quod i1t statutis ft([{itimc approbatis deszznatum sit, aut ab Ordinario loci, ratiouc specia– lium circumstalltiarum, exprcsse permissum in asso~ (1) PRUMMER, l. c.; Cmw:s.\TA, l. e,
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