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124 AGAPITO DE SOBRADILLO :1. 0 La fecundación artificial en el matrimonio, pero producida por el elemento activo de un tercero, es igualmente inmoral, y como tal debe reprobarse sin apelación. Sólo dos esposos tienen un derecho recíproco sobre sus cuer– pos para engendrar una vida nueva, derecho exclusivo imposible de ceder, inalienable. A todo aquel que da la vida a un pequeño ser, la naturaleza le impone, en virtud misma de este lazo, la car– ga de su conservación y de su educación. Pero entre el esposo legí– timo y el niño fruto del elemento activo de un tercero--aunque el esposo hubiera consentido-no existe ningún lazo de origen, nin– guna ligadura moral y jurídica de procreación conyugal. 4. 0 En cuanto a la licitud de la fecundación artificial en el matrimonio, bástenos por el instante recordar estos principios de derecho natural: el simple hecho de que el resultado al cual se aspira se obtenga por este camino no justifica el empleo del medio mismo, ni el deseo en sí, muy legítimo, de los esposos de tener un hijo basta para probar la legitimidad del recurso a la fecundación artificial, que realizaría este deseo. Sería falso pensar que la posibilidad de recurrir a este medio podría volver válido el matrimonio entre personas inaptas a con– traerlo por el hecho del «impedimentum impotentiae». Por otra parte, es superfluo observar que el elemento activo no puede jamás ser procurado lícitamente por actos contra la natu– raleza. 109. Amplitud y concreción de la prohlbioión,-Aunque no se puede «a priori» excluir nuevos métodos por el solo motivo de su novedad, no obstante, en lo que toca a la fecundación artificial, no solamente hay que ser extraordinariamente reservado, sino que hay que descartarla absolutamente. Al hablar así no se proscribe necesariamente el empleo de ciertos medios artificiales destinados únicamente sea a facilitar el acto natural, sea a hacer llegar a su fin el acto natural normalmente llevado a cabo. Que no se olvide: sola la procreación de una nueva vida, según 1~ voluntad y el plan del Creador, lleva consigo hasta un grado ad– mirable de perfección la realización de los fines perseguidos. Ella es a la vez, conforme a la naturaleza corporal y espiritual y a la digni– dad de los esposos, el desarrollo normal y feliz del niño. 11 O. Exhortación final,-Vuestro espíritu sinceramente reli– gioso y vuestra presente iniciativa, queridos hijos e hijas, son una prenda de vuestra indefectible fidelidad a todos vuestros deberes de médicos católicos, una prenda también de vuestra voluntad de contribuir por vuestro ejemplo y vuestra influencia a promover en– tre vuestros colegas y vuestros discípulos, entre vuestros clientes

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