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120 AGAPITO DE SOBRADILLO nifestaciones y síntomas, de su naturaleza, de sus causas o, al menos, de sus condiciones de origen y desarrollo, pretendéis cada uno de vosotros en su propia especialidad, pero en permanente enlace mu– tuo, perseguir, un paso tras otro, vuestra marcha hacia la luz bajo la que más fácilmente investigaréis y más felizmente terminaréis por encontrar, primero el remedio que prevenga o que alivie, con la esperanza de preparar la conquista del remedio que cure. Las observaciones cuidadosamente hechas, diligentemente re– cogidas y comparadas, aun sin ser concluyentes, sugieren, sin em– bargo, útiles reflexiones sobre la naturaleza y la acción posible de diversos agentes carcinógenos, físicos, químicos, orgánicos, sobre el papel de la atmósfera, del suelo, de la profesión, de la herencia, en la aparición y el crecimiento del neoplasma, en la evolución de la célula normal a célula maligna. Estas observaciones, estas experiencias, estas investigaciones in– tentáis proseguirlas asiduamente en un paciente trabajo del que el gran público rara vez se da cuenta. No os atraerá, quizás la po– pularidad bullanguera, pero mereceréis con el testimonio de vues– tra conciencia el reconocimiento de las generaciones futuras. Nos es grato alabar aquí la iniciativa de nuestra Academia Pon– tificia, bajo cuyos auspicios habéis inaugurado vuestra Semana de Estudios. Siempre cuidadosa de hacer servir al progreso de las ciencias al mayor bien de la Humanidad, ella os invita a precisar, según sus métodos reglamentarios, «los puntos sobre los que se haya realizado ya un acuerdo, los puntos sobre los que este acuer– do no parezca realizable, las razones por las que no ha podido ser realizado, las sugestiones relativas a la investigación que parezcan más aptas para resolver las dificultades». No se podría, creemos, ex– presar mejor vuestro propio espíritu y vuestras propias inten– ciones. He aquí, ilustres maestros, lo que ciertamente debe anima– ros a abordar, con la confianza de no emprenderlos en vano, estos trabajos vuestros, que tienden, como vuestro programa lo afirma con modestia, «a abrir sobre una base científica las perspectivas hacia una terapéutica biológica de los tumores malignos». DISCURSO DEL 29 DE SEPTIEMBRE DE 1949 A LOS PARTICIPANTES EN EL IV CONCRESO INTERNACIO■ NAL DE MEDICOS CATOLICOS, CELEBRADO EN ROMA (118) 103, Vuestra presencia en torno a Nos, queridos hijos e hijas, tiene una significación profunda que nos causa gran júbilo. El (118) Ecclesia, IX (a. 1949), págs. 397-398.

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