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Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 29 tianos de cualquier secta, suele partir de all í sin lleva r consigo hojas, frutos y aun astillas de ese árbol, desgajadas a su talante, y muchas ve– ces sin discreción ni miramiento; otros graban allí su nombre, u otra cual– quiera palabra o expresión. El árbol, que es una especie de higuera, y por tanto de no larga vida, con todo eso ni muert. ni se envejece; ni crece ni disminuye; sino que por siglos y siglos siempre permanece lo mismo. Y de ello dan fe, además de los testigos y tradiciones del país, las rela– ciones de an tiguos peregrinos que nos lo describieron. T ambién yo la primera vez que lo visité, grabé en él mi nombre a cierta al tura, y veinte afias después lo encontré como el primer día. 4. Antiguo Convento de Menores Capuchinos- Existió antigua– mente en el Cairo un convento nuestro, tal vez poco más pequefio que el de Alepo . De él salieron el afio 1637 los misioneros Capuchinos para la Abisini a a cumplir su ministerio apostólico . Eran aquellos tiempos de muchas turbulencias y fieras persecuciones, y dos de nuestros misione– ros, los PP. Agatángelo de Vendóme y Casiano de Nantes, padecieron el martirio en Góndar (!). Los documentos expedidos en Roma por misio– neros, aún de otras Ordenes, y conservados en el archivo de la Propa– ganda, propóne::nlos como varones verdaderamente apostólicos; y si el Sefior me conserva la vida, después del presente trabajo, tengo intención de escribir su santa vida y promover su beatificación (2). - 5. Las Pirámides y la selva de piedra.-Visité también con mis compafieros las Pirámides que se levan tan al otro lado del Nilo cerca de la antigua Menfis , y subimos sobre la cima de la más alta, donde tuvo la humorada de almorzar Bonaparte. Los estudiosos pretenden encontrar símbolos misteriosos en su forma, en el nombre y en otros pormenores de aquellas Pirámides, principalmente en la mayor, dicha de Cheops, de los cuales no puedo ocuparme aquí, ni a todos tampoco doy crédito. Pero es lo cierto que esas construcciones colosales. como también los obelis– cos, las esfinges y otros monumentos del valle del Nilo . nos revel an el grado de ilustración en las ciencias y las artes de los an tiguos egipcios, mientras que la mayor parte de las demás nacio11e5 esfaba todé1vía en la ignorancia o eran niños en todo género de ciencias. Entre otras cosas notables, en los alrededores del Cairo observé la selva, construída toda de piedra, muy interesante para los natura listas que se dedi can a esos estudios. 6. Población y establecimientos religiosos en el Cairo- EI Cairo contaba entonces trescientos mil habitantes, de los cuales cincuenta mil eran cri stianos, divididos en varias sectas. La ciudad, en su mayor parte árabe, profesaba el Islamismo más fanático y es una de las que los turcos llaman Santas. Los europeos habitaban en un arrabal cuyas puertas cerraban por la tarde para mayor seguridad. Hoy ya no es lo mismo; (1) En estos últimos aílos se reimprimió a expensas del siempre venerable y benemérito Sr. D. Antonio D' Abbadie la vida de estos dos héroes, escrita en el siglo ·rnsado por el P. Manuel de Rennes con el titulo: «Abrégé de la vie et du martyre des Réverends Péres Agathange de Vendóme et Cass en de Nantes. Capucins». La cu,1I filé traducida al itnliano por el M. R. P. Isidoro de Giiercino, e impresa en Milán. (2) Ambos" dos fueron beatificados por el Papa Pío X de feliz memoria en l.ºde Enero de 19m (N. del T.)

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