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28 Mis treinta y cinco años de Misi ón en la Alta Eti opía CAPÍTULO IV EN EL CAIRO l. De Alejandria al Cairu. - Hoy el viaje de Alejandría al Cairo se hace en pocas horas de tren, pero er.tonces en Egipto no había que hablar de vapor, ni de vía férrea, ni aun siquiera de coches; sino de viajes a caballo, en camello o en jumento, o ünnbien en barca por el canal Mohamedia, así llamado porque lo había construído Mohamed-Alí a fin de unir a Alejandría con el Cairo. Nosotros escogimos este último medio; contratada una pequeña emb,ircación, en dos días nos pusimos a vist a de las Pirámides y de allí a poco en el Cairo. Los rel igiosos de Ti erra San– ta, avisados de antemano, salieron a esperarnos, y con muestras de gran– de afecto y alegría condujéronnos al convento; no había en él suficiente número de celdas para todos, por lo que los PP. Justo y César pasaron al pequeño convento de Refo rmados edificado allí al lado . Tan cerca está– bamos, aunque en distintos conventos, que por la tarde, subi endo sobre el terrado a tomar el fresco , podíamos pasea r y conversar mutuamen te. 2. El Cairo , capital de Egipto.-La capital propiamente dicha del Egi pto es el Cairo, donde reside habitualmente el Gobierno, y pasa el Virrey la mayor parte del año, esto es, los meses de invierno, por ser de clima cálido. Durante el verano resi de en Alejandría disfrutando de la bri– sa fresca del mar. Los cónsules generales y el mismo Sr. Delegado tienen casa en ambos lugares y pasan junto a la Corte las dos estaciones, ora en una, ora en otra de dichas ciudades. En el Cairo residen cónsules se– cundarios (delegados de los cónsules generales, y dependientes en t odo de éstos), los cuales ti enen siempre su cancillería en Alejandría como puerto de mar. La ciudad del Cairo está cerca de la an tigua Menfis, pero no en el mi5mo lugar. Existía ya en tiempo de los Césares, y es proba– blemente el lugar donde se refugi'lron los Judíos prófugos de Palestina en las persecuci ones que sufrieron, especialm,:mte cuando la esclavitud de Babilonia. La gran ciudad moderna, ll amada «Ci udad ele las cien Mez– qui tas » (aunque hoy p3s:1n de cuatrocientas), es muy posteri or: edificada durante el dominio mahometano, se la llamó «Ciudad ele los Califas ,> , esto es, ele la nobleza musulmana. 3. Casa y árbol de la Santísima Virgen .-En la parte que hoy llaman C:1i ro Vi ejo se encon traba la casa de la Santís ima Virgen, en la que habitó la S3grada Familia huyendo de la persecuci ón de Herodes. Hoy está convertida en iglesia oficiada por los herejes coptos, de quienes es propiedad. Distante ce rca de un kilómetro se levan ta t odavía el árbol de la San tísima Virgen, y es un sicómoro situado al pie de una fuente. A su sombra se cree que estuvo la Santísima Virgen mientras San José anduvo buscando en la ciudad casa donde morar. L a tradici ón nos cuenta cosas maravillosas acerca de este árbol; pero sin entra r en discusiones sobre su veracidad, falsedad o exageración, digo solamente lo que ví con mis propios ojos. Ninguno de sus visitantes, así mahometanos como cris-