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26 Mis treinta y cinco años de Misión en la Alta Etio~p~i_a_____ de no entrar en negociaciones contra el Egipto, pues este era el uso y la costumbre de todos los obispos que allí iban a establecerse.-«Pero no de aquellos que manda Roma, respondí; los obispos católicos no necesi– tan de juramento para mantenerse fieles a la autoridad legítima» .-Pare– ció que con esta mi respuesta se aquietase; mas al despedirse manifes– tóme deseo de volverme a ver antes de que partiese. De aquí me condujo el Cónsul a visit?.r a Ibrahim Paschá, quien igualmente me recibió con mucha cortesía. 8. Funerales por el Papa Gregario X VI. Algunos días después de nuestra llegada a Alejandría, se celebró un solemne funeral por el alma del Papa Gregario XVI, al cual asistieron de gala todos los cónsu– les generales de las Potencias, aun protestantes y cismáticas; y el mismo Virrey e Ibrahim-Paschá enviaron sus representantes . Celebró la Misa el Sr. Delegado, a la que asistí yo con capa magna; recitóse una bonita oración fúnebre, y concluyó la función con la absolución como de costum– bre. Tuvieron sus representaciones también íus PP Lazaristas, los Her– manos de las Escuelas Cristianas, las Hermanas de la Caridad y una inmensa multitud de gente que casi no cabía en la iglesia. 9. La Procura a cargo de Mons. Delegado. - Yo residía de or– dinario en el convento, pero tenía a mi disposición también una habita– ción en casa de Mons. Guaseo, y me pasaba gran parte del día con este mi queridísimo paisano, tratando de nuestros asuntos. La Mis?ón de los Gallas, enclavada en paises lejanos y de difícil comunicación, necesitab& de una persona fiel y de influencia que la regentase en Egipto como Pro– curador, y ninguno mejor que él podía favorecernos. ya recibiendo los socorros que de Europa nos mandaran, ya también expidiendo a tiempo lo que necesitásemos, y aun defendiendo nuestra causa, si fuera preciso, ante el Consejo Central de la Propagación de la Fe de Lyon. En el tiem– po que pasé en Alejandría creo no haber dejado día que no le pidiese este favor; y como el siervo de Dios hace suyo siempre todo lo que re– dunda en beneficio de la religión, Monseñor escuchó mis ruegos prome– tiéndome que favorecería y trabajaría por nuestra misión con el empeño que lo hacía por la suya. Le nombré, pues, Procurador en presencia del Cónsul francés, levantando acta legal de ello, con facultad de nombrar sustituto en caso de necesidad, y con una cláusula de que, ocurriendo su muerte, dicha Procura con todas sus atribuciones pasase a su sucesor. Hecho esto, escribí ::i todos mis corresponsales de Europa que se di– rigieran a él en todo lo concerniente a mí y a mi misión, y aun las cartas que a mí quisieran mandar, fueran a él enderezadas. 10. Entrevista con Clot-Bey.-EI Sr. Delegado gozaba de grande estima en Egipto, siendo muy querido del Virrey y respetado de todos los Grandes que frecuentaban la Corte y gobernaban el país, y se apre– suró a ponerme en relación con elles y muy en especial con Clot-Bey, médico francés, ferviente católico y actualmente Ministro de Instrucción pública en Egipto, el mismo que, enviado a Roma para cumplimentar al Papa, le persuadió que fundase un Vicariato apostólico en Egipto, pues hasta entonces el Guardián de los religiosos de Tierra Santa hacía de simple delegado del Rvmo. P. Custodio, residente en Jerusalén. Este eximio y celoso caballero, después de obtener de la Santa Sede lo que

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