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Traducción del M. R. P. Marcos de Escalada 19 - ----- que no podía manifestarme nad 0 1 respecto a mi futuro destino, pues todo pendía de la volunfad y disposi ción del soberano Pontífice y de la S. Congregación; pero que no obstante esa resPrva, me presen taría él mismo a la susodicha S. Congregación y tal vez al mismo Papct. Entre– tanto , me quedé alojado en el Colegio de Misiones a las órdenes de su Director, Rmo. P. justo dt Camerino. Y en efecto , al día siguiente, el Rmo. P. Procurador me presentó al Cardenal Franzoni, Prefecto de la Propaganda y a Mons. Brunelli, su secretario, los cuales me recibieron muy afablemente indicándome que pedirían al Papa una audiencia parti– cular para mí, como asi fué en efecto, admitiéndome el soberano Pontífice a su augusta presencia y entreteniéndose en conversación conmigo algún tiempo durante el cual me dirigió diversas preguntas, en especial acerca de mi vocación a las Misiones entre infieles. 11. Do.s meses de espera. -Aun me tocó esperar un par de meses hasta ver la resolución de mi destino; y entretanto, las conversaciones de los colegiales recaían frecuentemente sobre la próxima expedición de misioneros a los Gallas, echando cada uno su cuarto a espadas acerca del personal que lo había de componer y dirigir. El mismo Rmo. P. Procurador, con quien me entretenía yo todos los días algún rato en conversación, se mostró siempre tan reservado conmi– go que en los dos meses que anduve en su compañía no dejó nunca vis– lumbrar la menor noticia sobre lo que pasaba. Con frecuencia me hablaba de otras expediciones de misioneros a di\'ersos puntos, y sobre todo. de una al Brasil, en la que iba de Comisario el R. P. Fabián de Escandiano. Lector y Definidor de la Provincia L cmbarda. 12. Soy preconizado obispo.-Finalmente, en el Ccnsistorio habi– do antes de Pascua, se disiparon las tinieblas y se aclaró todo el misterio; fuí preconizado obispo de Casia in partibus inffdelium y Vicario Apos– t ólico de los Gallas. Intenté oponerme a cargo tan inesperado exponiendo las dificultades que encontraba para desempefiarlo debidamente; pero mis Superiores me lo disuadieron en tales formas que al fin me ví forza– do a dejarme guiar de la obediencia, considerando, sobre todo, que la dignidad episcopal en un misionero es más bien peso que honor; y en ex– presión del Rmo. P. Andrés de Arezzo, con ello no haría otra cosa que aiiadir un vínculo más al martirio del apostolado . 13. Mis compañaos de 1vlisión .-Resuelto a tomar sobre mis dé– biles hombros la carga del episcopado, no pensé sino en designar los compafieros que habían de ser mis fieles cirineos en el campo de la Mi– sión. El Diredor del Colegio me presentó a los PP. justo de Urbino y César de Castelfranco, a qui enes recibí con satisfacción; y accediendo a mis deseos me concedieron también por compañeros al P. Felicísimo de Cortemilia. mi antiguo discípulo y al hermano lego Fr. Pascual de Duno, que en o1rn ocasión habían manifestado vocación para las Misiones entre infieles, siendo al punto llamados a Roma. 14. Mons. Nicols y Mons. Casolani. Nueva Misión en el A/rica Ce1Ztra/. - En el mismo Consistorio fueron también preconizados Monse– ñor Nicols, como arzobispo auxiliar del arzobispo de Corfú y Monseñor Casolani, obispo de Maurocastro, in partibus infidelium, con destino al Vicariato Apostólico del Africa Central , nueva Misión fundada al mismo

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