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Tradt:ccíón del M. R. P. Marcos de Escalada 221 J\\e pidió le enterase sobre los síntomas y remedios de la enferrnedap reinante en aquellos países. que era la sífilis; pues quería ganarse l,1 \'ida dedicándase a curar esa rei,ugnante enfermedad. Aunque mis cono– cimientos profilácticos eran muy escasos, le puse al corriente de todo cuanto estnba a mi 8lcance, entregándole una buena cantidad de azogue con lo que se tornó contento 8 su cuartel, donde le esperalrn11 guerras y desm,tre.-,. CAPITULO XV ENTRADA EN EL I'AIS GALLA 1. Cumhio de traje !/ de impresiones.--Jmnús se borrar{! de mi memoria e! dia de la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen al Templo. dt'l afio 185:2. Allanadas todas las dificultades y 11percibido parn {;! viajr:. ande{: el río y pu"'e por prime ni vez mis plantas en el país galla, ,il cabo de mús de un lustro, que lo suspiraba arctientemente. La ura– Yana c11mponh1 en esü1 ocasión. aparte de los ;,irvit,11tes. de nueve perso1n,,,_ a -,aher: Aba Feslw, Berrú. Morka. los cinco jón;nes neófitos y yo. Entn'. lus sirvientes iba una mujer, ya entrada en aflos, que tenía a hacer diariamente la molienda del grano y ,11nasar d pan para carnvana. En estus países no se rncargan de t:Se oficio mús que las de ahí la necesid,id de llev•1r ~iernpre en las expediciones de mujer qut· desern¡wfie esa faena (1). f'as:1111os el río a er'.1 imposible hacerlo ele otro modo. ¡Cuán com·eniente es en ,·,1,;os sabe.r 1rnclar! Los buenos nadadores no tuvieron difírnl– . pero los lJll('. corno yo, no sabiamos sostenernos l'.n d agua. pasa1111"' rn1 mal rato. A mí me ataron un odre inflado de ,iire a la cin- turn y. de un par d(~ nadadores a cada flanco, pas,; sin el menor { Tna vez ya ,¡] otro lado, no pude contener la emoción <.Ü' alegrfo que me inundaba y. echándome en el suelo, bese con carií1o aque- lla tierr1 tantos m1os suspirada y retiránJome un poco. cmnbit'. de traje, de monje y, reuniendo en torno mio a lo,-, jón°nc's que me entorn: con todo el entusi:Jsmo dr, que era cap,iz un sokm11c' Tt 0 dé1111P en acción de gracias a Dios por haberme dejado pi- mis lectores, te! estupor y admiración de todos aquellos mis de viaje al ver de improviso tan inesperada transforma– ción. Ellos que se creían ir en cornpaí1ía de un simple seglar. mercader ambulm1k explorador de aquellos países. se encontraron l'll un abrir y cerrar de con que yo era monje; aun más, un obispo romano y padre misiom'r•J dtc aquellas tierras. St~ miraban unos a otros y no sabían ex· la rnoliPnda valt•n de un par tlí' piedras. En uua de t•lla:--, romo dt> do~ dt' aueha y ron una coneavitlad Pnrima, Pchau t>I grano,~~ con la otn1 ohlon• ac!int:1da. \"Hll lriturúndolo has.la saenr la harina.

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