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21'? 1\1is trein'.a y ~jncc, afios de Misión en la Al,a Eti()_J_J_Í.'1_____ destina a otro;, usos poco decentes que 110 hay p,ira que especifi::ar. P,wi la bebida no hay otros vasos que los de cuerno, a veces artísticJ111~11te trabJjados, pero siempre muy sucios. Pas11do algún tiempo de sobremesa nos retiramos, y co.1 el fin de ale– jar pronto a toda la gente sospechosa, fingí Grnsnncio y sueño manifes– tando deseos de acostar a los dos jóvenes neófitos a mis pies p:m1 defen– derlos de cualquier nocturna emboscada, y aun así menude·.iron aquella noche los bofetones y escobazos. 8. Otros dos ne(j/ifos. Dos 111·1chachos de ese pueblo. arrnstrn– dos por la palabra y el ejemplo del joven Maquor:én abrieron sus pecho-, manifestando el ardiente deseo que les embargaba de seguirme a dond, quiera que fuese. --Tenéis que conformaros en todo con la form,1 de vicb que llevamos. ll's dije.--Y como a todo se ofrecían con recta voluntad, los admití en mi compañía. Pasarnos el Abai (]) por un derruído puente. YléStigio ele la dominación portuguesa, y caminando por entre pai:,:1jes dt'. muy dincrso colorido, entramos en los alrededores de Mota. El en– cuentro con lüs jóvenes diúconos que \'enían del Tigré de recibir la ur– den sagrada. nos entretuvo divertidamente el resto del cami111i. E11tr,, otras cosas nos contaron corno el obispo Salama les había conferido la ord,c11ación de diüconos en medio del campo en una tarde de p,1seo. y otros episodio.-, curiosos concernientes a la conducta del citado obispo hereje. Gn1ciu--,m11e11te entretenidos entramos en Mota, ciudad i111port;111 te. que a la s:1zó11 contaba varios miles de habitantes, y era uno de los cinco principalt'S santuarios del Goyam, a cuyo servicio atendían uno:, trescientos ,acerdotes y monjes. Era también punto céntrico comercial. adonde acudían desde muy largas distancias, rnusulrnanes. abi,,inios. griegos. europt'os, de., por esa misma rnzón abundaba también h1 gente \'1,gabumb y sospechosa, rateros y ladrones de oficio y el infame tnífico de esclavos. El ¡¡migo de Aba Desta nos recibió con afecto de padre. La !10spitnlidad t"ll los pueblos de Oriente :'s cosa sagrada y de todo~ tenida en grande ,1precio. Allí el form,tero tiene siempre abierta la puerta l1l' cw,lquiera dt: los vecinos del lugar. Y en esto tienen mucho que :1pren– der de ellos los europeos, que con todo el fausto che sus adelantos mo– dernos, desconfían de todo y cierran su corazón a los müs imprescindi– bles debere,, de la caridad v beneficencia. Me upercibí para segt1ir mi camino: y \'uelto a mis dos j(1\'('l!léS dé' Mota. les d1k: ,\li ,gusto sería llevaros; conmigo al Goyam. pt'ro dd1éb m1tes alcanz:ir el pt,rmiso de vuestros padrt's. -Nosotr,Js. ya 110 tenemos padres, mee dijeron: Se divor-ci:11'011 y se -;epararon: aun rnús. cacb uno de ellos pasó a nuevas nupcias. por m:rnv- rn que nosutro, estamos ya libres de toda sujeción. lfast' de :1dn:rtir que en Abisinia al divorciarse los padres. quedan los hijos en ilbertad de irse con el uno o con el otro. Mas si ambos pasan ,, nuevas 1111pcia:,, los hijos quedan fuera de toda potestad; y est,1 es una de las mayllrt'S plagas morales de aquellos países. Rotos los lazos d(; la (1) I•:! r10 ,\li;i1 1':-i 1•! mi:,.;mo ::'-,;ilo, n.-.i llantatlo porque anlíg1Ia1IH'nll• ~t· Jp l11n) como !i\·11ddad. a qt1wt1 lriliutahan cullo, l!aui.indole- pa.tlrf• mío, q11p l'~n tptiPn~ dPcir .\li;ii.

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