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200 ___ f>._1i~_l1ei111a Lcinco aiios de Misión e11 la_,~lt_a EtioJía__ Melak. así me ha pasado a mí \':. rills veces. Cometía de owndo en CLWL– do algunas faltas, pareciéndome ser así feiiz y uichuso; ¡.ero bien p1 on– to se echaba sobn:. mí tan enorme peso de t!·isteza y ccsasosiego que no podía parar en ninguna parte. Ahora lo comprendo: Es que se hLt,h1 ,dejado el ángel bueno, y desde lejos me arrojaba esm, dim1os de re– mordimiento y deseos de mudar de vida .. , 4. Conversión de este joven. --El tien1¡:o corría; y :in qu~ i:o ¡;e1:– saba estarme en este punto más que contadw, horas, lle\ :1b·1 ya quince días; dispuse, pues, mi mal e.ta p:m1 e1nprl;11der r!e 1,w•yo el \'J,je; ¡,t'.I <> tal griterío se armó al darse rnenta de mi pa1 tida. lJlll' i:I cielo pmecía desplomarse; lloraban a l1ígrima \'i\'11, algunos se me mTcj'iban al cuel'o. otros se tendían en l,I camino pidit'éndome dese im,ulr:dc,s 1,0 llcs a b,,11tlo- 11ara. Suspendí. pues, el viaje. y vold a mi üire11 de ir,.truir e11 la fo a aqnell(Js pobres p:istores. Con frernelicia ,-,olía dejar la palabra ,,! jm'L'J1 Meiak, cnyo entnsiasmo y aptitudes dlé mic,ioner,. no tenían preciu. Era su palabra ardi,,nte y fervorosa, llena de candor ., d,· indecible :itnicti– vo. Todos le escuchaban con emoción y conte1¡(0. Entre tanto m (,,n,;,v– me su hermano mavor todo confo.c,u, v medio l!ornndo me dice: \'os. Sr. Bartorelli, me pl;rdonan:.is y me qn~'JTt:i'i e11 adelante como a lns de– mús. pnes os juro no volver a pecar. Mi hermano me diLe que estoy Ps– candalizando a todos, y así es. Ta11L1 ínge1111idad me c01,movió. y t•slJT– chámlole entn' mis brazos, 110 pmlt: me1H1s de. dej,1r rnnt'r una j¡ígrinrn de emociún de mis ojos. Díle unos cu,mtu:~ c1msejm; y le lw11dijv prome– tiéndole no olYidarle en mis oraciones al Sl·llur. El hijo di' J\íaquo11é11, venido cJ,, Jfagh en busca mía, comenzó una srnü1 de quejas porque~ ,1 J,;:, Zt,llún les había ('nseiiado co•;:1s tan bu(~nas y admir,1bks y su pue- blo había pas,1do sin decirlt'S palabra. Vosotrm,. le dije. si:cerdo- tes qm'.,OS instruyan, y sabéis lo necesario p;ira sa!Yaros; pero estus po– bres moradores son tm!a\'Ül paganos, h:íllc,nse enfrrm11e11h, nlrnndrnrndo.•;, sin i11strnccíó11 religiosa, siil sacerdotes crisiinnos y desprovistm, de llll,. dios de salnci()I]: La pro\·ide11ci11 ck Dios así lo lw dispuesto. - I'ut:'S sabed, Sr. Bartorelli, qtH' si soy u1; diablo, la culpa la tiene e! san'.rd,ite confesor de mi 111,Hlre; fl me lw ensL·11ado y :1const·jado lo que jamús me p,1sú por la 1m;nte. ··· 1\lir:1. le dije, tu fü'111 e, qul, irk L,sb1 t,,rdl' a lfagh, y :illí sabe IJios lo pas:1rú, si ,·l per111í:-.u de tu í1,1d1e, vuelves aquí y te lo q1w a los . Entret;rnto, ~;uúrd,.,te de dPcir p,ilabrn sobre ctwnto aquí esbí pas·11H.lo. lk lo conir,irio. nu se1Tmos müs 5. Amistad sincera. En mis i1Istrucci01;,•s nunca les h,ihlf Lk h cn11f Psió11 sacrnmlédal mús que incidt'11/;ilme11k, re(()nlü11doles :tlgtín t;jemplo de lus santos; no obstm1t,, tudos se'. sentíu11 con o impelidos declararme tuda ,,u vida, 111:mifesürndo l:i:-, 1 de s11 cornz(m. sus in· clinaciont's. anhelos y contrariedad<>s; ¡bn propio es y 1:ntmal al hombre la necesídmi de buscar alivio en la conmnirncit'm co11 sus senwj¡mtes, aliri0.ndoks bs puertas del corazón! L1 choza que 1ws cohijaha ern t,m reducida qne apt"1ias cabíamos en pie todos cw,ntos esU1lrnmos; m;mut', pues. al jon'n de Ifagh tt•ndit'S(: nna pit•l fuera de b casa a mm cierta distancin prudencial qnc' impedh1 fuérnmos escuchados por los de1rnh.

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